Caídas en Wall Street: grandes tecnológicas pierden terreno ante acciones defensivas

La reciente ola de ventas en Wall Street ha puesto de manifiesto un escenario de gran volatilidad en los mercados, donde las grandes tecnológicas y los bancos han sido los principales perdedores. Desde el máximo histórico del S&P 500 el pasado 19 de febrero, las acciones de gigantes como Nvidia y Tesla han sufrido caídas significativas, lo que ha llevado a los inversores a reevaluar sus apuestas y buscar alternativas más seguras. Esta situación ha revelado una tendencia contraria: las acciones menos llamativas han comenzado a destacar, superando en rendimiento a las más reconocidas. Nvidia, que había visto un auge impresionante gracias al boom de la inteligencia artificial, enfrenta ahora un retroceso del 17% en su valor. Este desplome se ha visto impulsado por las inquietudes que rodean al sector chino de IA, lo que ha dejado a muchos inversores cuestionando si los precios de las acciones han alcanzado un techo. En un contexto similar, Tesla ha registrado una caída de alrededor del 30%, devolviendo parte de las ganancias obtenidas tras la victoria electoral de Donald Trump. Estos retrocesos han sido reflejo, no solo de las preocupaciones sobre la economía, sino también de la necesidad de los inversores de ajustar su enfoque. El sector tecnológico no ha sido el único afectado. Otras industrias, consideradas más vulnerables a una posible desaceleración económica, también han visto caer sus acciones. Las aerolíneas, por ejemplo, han experimentado una caída del 30% desde su pico en febrero, ya que la amenaza de una disminución en la demanda comienza a materializarse. Empresas como Delta Air Lines, American Airlines y United Airlines enfrentan un panorama complicado, a medida que los consumidores se muestran reticentes ante la inestabilidad económica actual. Los bancos, tradicionalmente seguros en tiempos de crecimiento, también han sufrido. Instituciones como Citigroup, Morgan Stanley y Goldman Sachs han visto caer sus acciones en casi un 20%. Este fenómeno ha subrayado la creciente inquietud entre los inversores sobre la dirección que tomará la economía estadounidense en los próximos meses, aumentando las presiones para una posible recesión. A medida que el mercado se ajusta, los inversores han comenzado a mostrar un interés renovado por las acciones defensivas. Empresas en sectores menos expuestos a las fluctuaciones económicas, como las de suministros y farmacéuticas, han visto un aumento en su valor. American Water Works, por ejemplo, ha registrado un alza de aproximadamente el 9%, mientras que Merck & Co ha subido un 10%, evidenciando que hay oportunidades incluso en tiempos inciertos. En el ámbito tecnológico, algunas acciones que anteriormente pasaban desapercibidas han encontrado un nuevo impulso. Según Shep Perkins, responsable de inversiones en Putnam Investments, empresas como Cisco e IBM han experimentado caídas menos pronunciadas que la media del mercado, sugiriendo un repunte de acciones que antes no eran del interés de los inversores. Este cambio de enfoque ha permitido que las acciones que carecen de una narrativa de crecimiento atractivo reciban la atención que necesitaban. Goldman Sachs ha sugerido a los inversores que apuesten por acciones que sean menos sensibles a los riesgos económicos y las fluctuaciones del mercado. Entre sus recomendaciones se encuentran empresas como S&P Global y Kroger, que han demostrado ser resilientes a pesar de la turbulencia actual. Este consejo se alinea con un cambio general en el comportamiento del mercado, donde las acciones defensivas están comenzando a equilibrar la balanza en un contexto de caídas en sectores más volátiles. El S&P 500, que ha visto una caída del 9% desde su máximo, contrasta con un índice que pondera cada acción de manera igual, que bajó solo un 6%. Este comportamiento indica que el alejamiento de las grandes tecnológicas ha comenzado a nivelar el campo de juego entre las diferentes capitalizaciones de acciones. Sin embargo, las pequeñas empresas han tenido un rendimiento decepcionante, contradiciendo las expectativas de que se beneficiarían de la caída del sector tecnológico. La brecha de valoración entre las acciones estadounidenses y sus contrapartes en Europa y otros mercados se ha reducido recientemente, lo que ha llevado a algunos analistas a advertir sobre una posible burbuja en Wall Street. Las caídas recientes han llevado el índice PER proyectado del S&P a 21 veces, una disminución considerable desde más de 26 veces. Esta corrección podría ser un indicativo de que los mercados están ajustándose a una nueva realidad económica. A pesar de la volatilidad actual, algunos analistas siguen siendo optimistas, recordando que las acciones tecnológicas históricamente han demostrado una capacidad para recuperarse de reveses significativos. Tom Stevenson, director de inversiones de Fidelity, ha señalado que la volatilidad no debe ser confundida con riesgo, destacando que las mejores oportunidades a menudo surgen en momentos de incertidumbre. El futuro de los mercados sigue siendo incierto, pero la historia sugiere que, con paciencia, las acciones pueden eventualmente volver a alcanzar sus máximos históricos.