Tragedia en discoteca JetSet: dolor y esperanza en Santo Domingo tras colapso

Tragedia en discoteca JetSet: dolor y esperanza en Santo Domingo tras colapso

Cuando culminan las labores de rescate, decenas de familiares rezan para que ocurra “un milagro”. El Gobierno anuncia que el jueves comienza una fase de recuperación de cuerpos y posteriormente una investigación

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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La tragedia en la discoteca JetSet de Santo Domingo ha marcado un hito en la historia reciente de República Dominicana, dejando una estela de dolor y desolación tras el colapso del techo del emblemático bar. Desde la madrugada del lunes, cuando se conoció la noticia, la incertidumbre ha crecido entre familiares y amigos de los desaparecidos, quienes esperan con ansias noticias sobre sus seres queridos. Entre ellos se encuentra Neufris Pérez, un abogado que ha recorrido hospitales y morgues sin cesar en busca de su amigo Johnny Humberto García Abreu, un hombre conocido por su fuerte carácter y pasión por el deporte.


Pérez, quien se había quedado dormido en su hogar, despertó para encontrar que la noche que prometía ser de celebración se había convertido en una pesadilla. Su búsqueda se ha entrelazado con la de muchas otras familias que, desesperadas, buscan respuestas en medio de la confusión y la tristeza. "Lo vamos a encontrar con vida", repite Pérez, aferrándose a la esperanza de que su amigo, padre de tres hijas, aún esté entre los escombros.


La situación en República Dominicana ha desnudado no solo el dolor, sino también una profunda solidaridad entre los ciudadanos. En las inmediaciones de la discoteca, diversas organizaciones y particulares han instalado carpas para ofrecer alimentos y agua a quienes se encuentran allí esperando noticias. Este gesto de unidad ha sido un rayo de luz en medio de la devastación, mostrando que en los momentos más oscuros, el pueblo dominicano se une para ofrecerse apoyo mutuo.


La experiencia de quienes lograron salir con vida de la discoteca es igualmente desgarradora. Marisol Chalas es una de las sobrevivientes que, con heridas visibles y una historia de angustia, narra la "pesadilla" que vivió. Su testimonio, al igual que el de otros sobrevivientes, revela la magnitud de la tragedia y el temor que aún persiste en la comunidad. La joven, al ver a otros a su alrededor en angustia, se convirtió en una voz de aliento, recordándoles que la esperanza no debe desvanecerse.


Las labores de rescate han sido una tarea monumental, enfrentando la complejidad de remover escombros sin causar más daño a posibles sobrevivientes. Miguel Alejandro Martínez, un ingeniero civil y bombero voluntario, ha estado en la primera línea de esta misión. Su descripción de la escena como "una zona de guerra" pone en perspectiva la magnitud del desastre y la urgencia de la situación. La coordinación y el esfuerzo colectivo han sido esenciales en este difícil proceso.


Con el pasar de las horas, la esperanza de encontrar más sobrevivientes ha comenzado a desvanecerse. La noche del miércoles anunció el final de las operaciones de rescate, dejando una sensación de desolación entre los familiares abandonados al luto. Sin embargo, Pérez y otros familiares se aferran a la posibilidad de un milagro. La noticia de que el gobierno iniciará la fase de recuperación de cuerpos ha sido un duro golpe, pero también una señal de que no se cerrarán las puertas a la esperanza.


Las autoridades han expresado que este cambio en las operaciones no significa el fin del interés ni de la búsqueda de respuestas. La presidenta del país ha asegurado que se realizará una investigación exhaustiva para esclarecer las causas de este trágico evento. Mientras tanto, el dolor de los que perdieron a sus seres queridos se siente en cada rincón del país, un recordatorio de la fragilidad de la vida y de la necesidad de cuidar de las estructuras que nos rodean.


El impacto de este desastre se extiende más allá de las cifras de víctimas y desaparecidos. Se ha hecho evidente que cada vida afectada cuenta una historia, una historia que merece ser escuchada y recordada. Las muestras de solidaridad y el apoyo mutuo se han vuelto cruciales en un momento en el que la comunidad busca consuelo y esperanza frente a la tragedia.


La recuperación emocional y física de quienes quedaron atrapados en esta catástrofe será un proceso largo y complicado. Sin embargo, el pueblo dominicano ha demostrado su capacidad para unirse en los momentos de crisis, reforzando la noción de que la comunidad siempre encontrará la fuerza para levantarse ante la adversidad. A medida que el país se embarca en este camino de sanación, la memoria de los que han partido y la lucha por la justicia y la verdad permanecen como pilares fundamentales en la búsqueda de un futuro más seguro.

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