
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desatado una nueva ola de tensión en el comercio internacional al anunciar un arancel del 25% sobre todos los automóviles que no sean fabricados en el país. Esta medida, que entrará en vigor el próximo 3 de abril, representa un cambio drástico en las relaciones comerciales de la industria automotriz y podría tener repercusiones profundas tanto para los consumidores estadounidenses como para los socios comerciales de Estados Unidos. Trump aseguró que el objetivo de los nuevos aranceles es revitalizar la industria automotriz estadounidense, que ha sido históricamente un pilar de la economía del país. “Francamente, el amigo ha sido muchas veces mucho peor que el enemigo”, afirmó el presidente durante la firma de un decreto en la Oficina Oval, sugiriendo que las relaciones comerciales con otros países han perjudicado a los trabajadores americanos. De acuerdo con la Casa Blanca, esta medida también se aplicará a las piezas de automóviles, lo que podría elevar rápidamente los precios de los vehículos en el mercado estadounidense. Desde la firma del decreto, las acciones de las principales automotrices, como General Motors, Ford y Stellantis, han caído significativamente. Esto refleja la incertidumbre que rodea a la industria ante la posibilidad de que estos aranceles encarezcan los costos de producción y, a su vez, los precios para los consumidores. Se estima que el costo de producción de los autos manufacturados en EE.UU. podría aumentar entre 3,500 y 12,000 dólares por unidad, lo que podría impactar directamente en los precios finales que los consumidores deben pagar. El anuncio de los aranceles ha sido recibido con reacciones mixtas en el sector automotriz. Mientras que el presidente del sindicato United Auto Workers, Shawn Fain, aplaudió la decisión, argumentando que es un paso necesario para salvaguardar los empleos de clase trabajadora, otros expertos advierten sobre las consecuencias adversas que podría tener para la oferta de vehículos en el mercado. La mitad de los aproximadamente 16 millones de automóviles vendidos en Estados Unidos en 2024 fueron importados, lo que subraya la dependencia del país en los vehículos fabricados en el extranjero. A medida que la industria automotriz de Norteamérica ha operado durante décadas bajo un esquema de libre comercio, los nuevos aranceles podrían transformar radicalmente la forma en que se producen y distribuyen los automóviles en el continente. Modelos económicos que dependen de la fabricación en México y Canadá, particularmente aquellos de menor precio, se encuentran en la cuerda floja. Algunos podrían dejar de ser ofrecidos en el mercado si los fabricantes deciden no asumir los costos adicionales que implican los aranceles. La reacción internacional también ha comenzado a gestarse, con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, condenando la medida y sugiriendo que la Unión Europea evaluará la situación antes de tomar decisiones sobre represalias. Por su parte, el primer ministro de Ontario, Doug Ford, ha instado a Canadá a mantenerse firme y ha expresado su apoyo a la imposición de aranceles en respuesta a las decisiones estadounidenses. El impacto de estos aranceles no sólo afectará a los fabricantes de automóviles, sino también a miles de trabajadores en la cadena de suministros de piezas. Las plantas que producen componentes automotrices en Estados Unidos, que emplean a aproximadamente 550,000 trabajadores, podrían verse amenazadas si la demanda de vehículos importados disminuye drásticamente. A medida que los costos se transfieren a los consumidores, el mercado automotriz podría enfrentar un colapso que podría llevar a recortes de empleos significativos. Con unas 4 millones de unidades fabricadas en México en 2024 y un 61% de ellas exportadas a Estados Unidos, la dependencia de las fábricas mexicanas es evidente. Las compañías automotrices que han invertido en la producción en México podrían verse obligadas a reconsiderar sus estrategias operativas. Sin embargo, un cambio inmediato hacia la producción en EE.UU. se considera poco realista, dado que estos movimientos implican un tiempo considerable y grandes inversiones. Por último, la posibilidad de represalias por parte de México y Canadá podría resultar en un ciclo de aranceles que afecte no sólo a la industria automotriz, sino a la economía en general. A medida que el comercio se vea afectado, las plantas estadounidenses podrían también enfrentar reducciones en su producción, lo que podría desencadenar una crisis más amplia en el sector manufacturero. La decisión de Trump de implementar estos aranceles, aunque busca fortalecer la industria automotriz nacional, podría generar un efecto dominó que se extienda más allá de las fronteras de Estados Unidos, desafiando las relaciones comerciales establecidas y, potencialmente, encareciendo la vida para los consumidores. El resultado de esta política de aranceles no solo se verá en los números de ventas, sino también en la vida cotidiana de los estadounidenses que dependen de los automóviles para moverse.
Propuesta De Sumar Genera Polémica Por Aranceles Del 100% A Tesla En España

La Literatura Contemporánea Como Espejo De Realidades Sociales Y Políticas Actuales

Tesla Se Posiciona Para Enfrentar Aranceles Automotrices Y Desafiar A Competidores
