
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




El sistema público de pensiones, representado en el caso peruano por la Oficina de Normalización Previsional (ONP), ha sido objeto de debate y cuestionamiento en los últimos años. La reciente aprobación del retiro de fondos de las AFP por parte del Congreso ha puesto en tela de juicio la viabilidad y eficacia de este sistema, que ha demostrado ser insuficiente para garantizar una jubilación digna para la población.
Para comprender el origen de esta problemática, es necesario remontarse a la Alemania de finales del siglo XIX, donde se implementó el primer sistema público de pensiones del mundo. En aquel entonces, la esperanza de vida era mucho menor y la tasa de natalidad era considerablemente más alta, lo que permitía sostener un sistema en el que pocos trabajadores financiaban las pensiones de un número reducido de jubilados.
Sin embargo, con el paso de los años y los avances en materia de salud y bienestar, la esperanza de vida se ha incrementado significativamente, mientras que la tasa de natalidad ha disminuido. Esto ha dado lugar a una inversión en la pirámide poblacional, donde cada vez menos trabajadores deben sostener el sistema para un número creciente de jubilados.
Esta realidad no es exclusiva de Alemania, sino que se ha replicado en diversos países alrededor del mundo. Ante esta situación, muchos gobiernos han optado por implementar sistemas privados de pensiones, que permiten a los trabajadores administrar sus propios fondos de jubilación de manera individual o solidaria.
En el caso peruano, la ONP ha enfrentado numerosas críticas y cuestionamientos debido a su falta de sostenibilidad y eficacia para brindar pensiones dignas a los trabajadores que han contribuido al sistema durante toda su vida laboral. El retiro de fondos de las AFP ha evidenciado la necesidad de replantear el modelo de pensiones en el país y buscar alternativas que garanticen un futuro más seguro para los jubilados.
En conclusión, el fracaso del sistema público de pensiones se debe en gran medida a los cambios demográficos y sociales que han ocurrido a lo largo de los años, lo que ha generado un desequilibrio entre la cantidad de trabajadores activos y la cantidad de jubilados. Es fundamental repensar y reformar el sistema de pensiones para garantizar una vejez digna y segura para todos los ciudadanos.
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