
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y el resto del mundo, particularmente con China y Europa, han cobrado un nuevo impulso con las recientes declaraciones del expresidente Donald Trump. En un mensaje a través de su plataforma Truth Social, Trump ha manifestado su firme deseo de que Apple, el gigante tecnológico con sede en Cupertino, California, traslade la producción de sus iPhones a Estados Unidos. De no hacerlo, Trump ha amenazado con imponer un arancel del 25% sobre los dispositivos, lo que podría tener implicaciones significativas tanto para la empresa como para los consumidores estadounidenses. La presión de Trump sobre Apple no es nueva; sin embargo, sus exigencias se han intensificado en un contexto en el que la compañía se enfrenta a desafíos en sus cadenas de suministro. A pesar de que Apple ha estado diversificando su producción fuera de China, el hecho de que actualmente no tenga instalaciones de fabricación de iPhones en Estados Unidos plantea un obstáculo considerable. La logística de fabricar y ensamblar iPhones en el país, donde el costo de la mano de obra es significativamente más elevado, complica aún más la situación. Trump, en su publicación, recordó que ya había discutido estos temas con Tim Cook, CEO de Apple, y dejó clara su postura: los iPhones vendidos en territorio estadounidense deben ser elaborados en el país. Esta demanda se produce en un momento en que la administración de Trump busca reactivar la economía nacional mediante la creación de empleos locales, un concepto que resuena con muchos estadounidenses. Sin embargo, expertos en el sector tecnológico advierten que cumplir con esta exigencia de Trump podría no ser viable a corto plazo. Tarun Pathak, director de investigación en la firma Counterpoint, indicó que la falta de talento especializado en ingeniería y manufactura en Estados Unidos haría extremadamente difícil la fabricación de iPhones. La complejidad y la sofisticación de la cadena de suministro de Apple, desarrollada a lo largo de años, hacen que desmantelarla o trasladar toda la producción a Estados Unidos en un tiempo limitado sea prácticamente imposible. En este contexto, Apple ha estado haciendo esfuerzos por aumentar su inversión en el territorio estadounidense, prometiendo gastar 500,000 millones de dólares en los próximos cuatro años y contratar a más trabajadores. Sin embargo, tales acciones podrían no ser suficientes para satisfacer las demandas de un expresidente que ha hecho de la producción nacional un tema clave en su agenda política. El panorama se complica aún más con la declaración de Trump sobre India, donde Apple ha estado considerando incrementar su producción. El expresidente sugirió que Cook dejara de concentrar sus esfuerzos en el país asiático y, en su lugar, se enfocara en la manufactura en casa. Esta táctica ha generado incertidumbre sobre cómo Apple podría equilibrar sus operaciones en India y Estados Unidos, dos mercados cruciales para la empresa. Los efectos de estas tensiones no se han hecho esperar en el mercado. Tras las explosivas declaraciones de Trump, las acciones de Apple experimentaron una caída del 4% en las operaciones previas a la sesión bursátil, lo que ilustra cómo las amenazas de aranceles impactan la confianza de los inversores. Los futuros bursátiles estadounidenses también cayeron, reflejando el nerviosismo en el sector tecnológico. Esta situación también pone de relieve el delicado equilibrio que deben mantener las grandes corporaciones en un entorno de creciente proteccionismo. Los aranceles adicionales no solo afectarían a Apple, sino que podrían tener un efecto dominó en la economía estadounidense en general, elevando los precios para los consumidores y potencialmente obstaculizando el crecimiento económico. Mientras tanto, los comentarios de Trump han generado un debate sobre la viabilidad de su propuesta. Si bien la idea de revitalizar la producción nacional tiene un atractivo, la realidad de la manufactura moderna es mucho más compleja. Las empresas deben considerar no solo los costos de producción, sino también la disponibilidad de talento y la infraestructura necesaria para llevar a cabo la fabricación a gran escala. En conclusión, la exigencia de Trump a Apple es un reflejo de un enfoque más amplio hacia el proteccionismo y la creación de empleos en Estados Unidos. Sin embargo, la implementación de estas demandas se encuentra plagada de desafíos logísticos y económicos que podrían hacer que los objetivos de Trump sean difíciles de alcanzar en un futuro cercano.
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