El oro alcanza un nuevo récord histórico superando los 3.500 dólares por onza

El oro alcanza un nuevo récord histórico superando los 3.500 dólares por onza

Tras romper la barrera, la cotización ha caído por debajo de la cota, mientras que la cotización del dólar frente al euro se mantiene en mínimos de 2021

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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En un giro inesperado en los mercados financieros, el precio del oro ha alcanzado recientemente un nuevo máximo histórico, superando por primera vez la barrera de los 3.500 dólares por onza. Este hito, que se registró en la mañana del martes con un pico de 3.506 dólares, refleja la creciente demanda de este metal precioso en un contexto global marcado por la incertidumbre económica, especialmente debido a las tensiones derivadas de la guerra comercial. Aunque el oro no ha logrado mantener este nivel y actualmente se sitúa alrededor de los 3.470 dólares, su revalorización de más del 30% en lo que va del año destaca su papel como un activo refugio en tiempos de volatilidad.


La reciente escalada del precio del oro resuena en un entorno donde la mayoría de los activos vinculados a Estados Unidos han experimentado caídas significativas. Según el analista Juan José del Valle de Activotrade, índices tan emblemáticos como el S&P 500 y el Russell 2000 han perdido más de un 11% y un 17% respectivamente, mientras que el petróleo y el dólar han sufrido caídas cercanas al 20% y 10%. Este panorama ha llevado a muchos inversores a buscar la seguridad que el oro ofrece.


En paralelo, el dólar estadounidense continúa en mínimos de 2021, una situación que se ha visto exacerbada por las recientes declaraciones y acciones del presidente Donald Trump, quien ha manifestado su deseo de reestructurar la Reserva Federal. Esta incertidumbre en torno a la independencia del banco central ha erosionado la confianza en la divisa norteamericana, que se cotiza actualmente en 1,15 euros por dólar. La presión sobre el dólar ha llevado a los inversores a refugiarse en el oro, lo que ha contribuido a su incremento de precio.


Un factor clave en la escalada del oro ha sido la intensa demanda de los bancos centrales, que han actuado como compradores netos durante quince años consecutivos. Según datos de Crédit Mutuel Asset Management, la compra de más de 1.000 toneladas de oro en cada uno de los tres últimos años por parte de estos bancos ha sido un pilar fundamental para el aumento de su precio. La búsqueda de desdolarización por parte de los bancos centrales de mercados emergentes ha exacerbado esta tendencia, impulsada además por los riesgos económicos y políticos asociados a la política arancelaria de Trump.


Expertos en el sector prevén que esta tendencia alcista se mantendrá en el tiempo, a medida que persista el escepticismo sobre las negociaciones arancelarias y la salud del dólar. Charlotte Peuron, gestora de fondos especializada en metales preciosos, afirma que el oro continuará apreciándose, dado el entorno incierto que rodea a los activos estadounidenses. Además, Goldman Sachs ha publicado un informe en el que anticipa que el precio del oro podría cerrar 2025 en torno a los 3.700 dólares, con proyecciones de alcanzar los 4.000 dólares para mediados de 2026.


Sin embargo, este optimismo viene acompañado de advertencias. Goldman Sachs ha estimado un 45% de probabilidades de que Estados Unidos entre en recesión en el próximo año, un escenario que podría disparar el precio del oro a niveles sin precedentes, alcanzando los 4.500 dólares en diciembre si se concretan las peores previsiones. En contraste, si el crecimiento se mantiene y se mitigan las tensiones comerciales, el oro podría estabilizarse en torno a los 3.550 dólares.


La reciente tendencia del oro no solo es un reflejo de la situación económica de EE.UU. y la política de su administración, sino que también ilustra un cambio más amplio en la percepción de los inversores sobre los activos seguros. En momentos de incertidumbre, el oro ha demostrado ser un refugio confiable, y su demanda parece estar en aumento, impulsada por factores globales que van más allá de las fronteras estadounidenses.


En conclusión, el auge del oro a más de 3.500 dólares no es solo un acontecimiento aislado, sino un indicador de las tensiones económicas y políticas que están moldeando el panorama financiero global. A medida que este metal precioso continúa atrayendo la atención de inversores y bancos centrales por igual, su futuro se vislumbra lleno de posibilidades, aunque también de riesgos inherentes a la inestabilidad del mercado. La historia del oro sigue escribiéndose, y su papel como refugio en tiempos de crisis parece más relevante que nunca.

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