Trump impulsa estrategia económica radical con aranceles y foco en manufactura

Trump impulsa estrategia económica radical con aranceles y foco en manufactura

Trump implementa una estrategia económica centrada en la manufactura y aranceles, generando incertidumbre en los mercados financieros.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Donald Trump y su equipo están implementando una agresiva estrategia económica que busca transformar la estructura de la economía estadounidense, alejándola de su tradicional base de consumo hacia un modelo más centrado en la manufactura. En un contexto marcado por un déficit comercial considerable, la administración ha comenzado a aplicar aranceles sustanciales sobre una variedad de importaciones, una medida que, según sus defensores, pretende fortalecer la producción nacional y crear empleos. Sin embargo, esta terapia de choque ha suscitado un clima de incertidumbre en los mercados financieros. El presidente Trump ha expresado su convicción de que, a pesar de las fluctuaciones del mercado, es esencial "reconstruir" el país, y ha afirmado que los aranceles están diseñados para apoyar el empleo local. En un discurso reciente ante líderes empresariales, Trump aseguró que la verdadera victoria sería ver a las compañías establecerse en Estados Unidos y generar empleo, argumentando que este objetivo superaría cualquier impacto negativo asociado a los aranceles. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, respaldó este enfoque, declarando que la administración está en una "transición económica". Leavitt enfatizó el compromiso de Trump con la restauración de la industria estadounidense y el declive de lo que describió como la "era globalista". Este discurso ha resonado en un momento en que las proyecciones de crecimiento económico están siendo revisadas a la baja por analistas y economistas debido a la dirección incierta de las políticas comerciales. El entorno económico actual ha visto una notable falta de moderación en el equipo de Trump, en contraste con su primer mandato. Figuras como Gary Cohn, que solían actuar como contrapesos a las decisiones más radicales, están ausentes en este nuevo gabinete. En su lugar, los nuevos asesores, como el secretario del Tesoro Scott Bessent, han adoptado una postura más conformista con la visión de Trump, incluso sugiriendo que un periodo de "desintoxicación" económica podría ser necesario antes de lograr beneficios significativos. Sin embargo, la ideología de "no se puede hacer una tortilla sin romper algunos huevos" ha comenzado a preocupar a los inversores. Analistas como Paul Mortimer-Lee han señalado que si los mercados sufren una caída considerable, habrá consecuencias para aquellos que impulsan estas políticas. Esta incertidumbre ha llevado a muchos a cuestionar si la administración de Trump está realmente preparada para manejar un entorno económico que podría volverse adverso. Las políticas de aranceles en particular han generado una reacción negativa entre los inversores, quienes ven estos gravámenes como un factor que podría frenar el crecimiento económico. John Llewellyn, un economista, ha argumentado que los aranceles pueden ser perjudiciales y están en contra de las tendencias que han traído prosperidad en las últimas décadas. La creciente preocupación sobre la naturaleza de la política comercial de Trump ha llevado a una tensión palpable en los mercados. Además, la administración está considerando cambios en la forma en que se calcula el Producto Interno Bruto (PIB), lo que podría tener implicaciones significativas para la interpretación de la salud económica del país. Estas propuestas han sido recibidas con escepticismo por parte de muchos economistas, quienes advierten que interferir con los datos económicos podría llevar a una pérdida de confianza en las cifras oficiales. En el ámbito internacional, la administración Trump también ha planteado la idea de "realineamientos de Bretton Woods", sugiriendo que los países con superávit comercial deben ajustar sus monedas frente al dólar. Esta postura ha generado inquietud entre los aliados tradicionales de Estados Unidos, que se ven potencialmente amenazados por la agresividad de la política comercial de la administración. El panorama es aún más complicado por el surgimiento de figuras como Peter Navarro, conocido por su postura dura hacia China, y Stephen Miran, quien propone debilitamientos deliberados del dólar para mejorar la competitividad. Estas propuestas han sido recibidas con escepticismo y desconfianza, tanto entre los inversores como entre los economistas, que ven en ellas una falta de comprensión de las complejidades del sistema financiero global. A medida que el equipo económico de Trump continúa avanzando con su agenda, los eco de la incertidumbre resonarán en los mercados financieros, que temen que las políticas agresivas puedan resultar en un daño significativo a la economía estadounidense a largo plazo. La administración parece estar dispuesta a asumir ese riesgo, confiando en que los beneficios superarán el dolor inmediato de su enfoque radical. Sin embargo, la pregunta permanece: ¿será suficiente esta estrategia para llevar a cabo la reconstrucción que Trump promete, o se convertirá en un lastre para la economía del país?
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