El PIB del Reino Unido se contrae un 0,1% en enero, señales de preocupación económica

El PIB del Reino Unido se contrae un 0,1% en enero, señales de preocupación económica

El PIB del Reino Unido cayó un 0,1% en enero, marcando una contracción preocupante tras meses de crecimiento, afectado por el sector manufacturero.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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El reciente informe de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) revela que el Producto Interior Bruto (PIB) del Reino Unido se contrajo un 0,1% en enero, marcando un cambio significativo en la tendencia de crecimiento que se había observado en meses anteriores. Este descenso se presenta como un indicador preocupante en el contexto de una economía británica que ya enfrenta múltiples desafíos. Comparado con el avance del 0,4% registrado en diciembre, el dato de enero no solo se encuentra por debajo de las expectativas de los analistas, que pronosticaban un crecimiento del 0,1%, sino que también pone de manifiesto la fragilidad del panorama económico actual. A pesar de que en el trimestre que culminó en enero, la economía británica logró expandirse un 0,2%, el informe destaca que, en los doce meses previos, se registraron números rojos en seis ocasiones, lo que sugiere una tendencia preocupante en la actividad económica. La contracción en enero se debió, en gran parte, a una notable desaceleración en el sector manufacturero, que impactó negativamente en el rendimiento general de la economía. Según la directora de estadísticas económicas de la ONS, Liz McKeown, la extracción de gas y petróleo, así como la construcción, continuaron en meses flojos, lo que contribuyó a esta caída. En contraste con el retroceso en manufacturas, el sector servicios logró un crecimiento del 0,1%, impulsado en gran medida por un aumento en las ventas minoristas. McKeown señaló que el comportamiento de los consumidores en este sector, particularmente en supermercados, refleja un cambio en los hábitos, donde la gente tiende a comer y beber más en casa. Sin embargo, este crecimiento en los servicios no ha sido suficiente para contrarrestar la caída en otros sectores críticos de la economía. El gobierno británico enfrenta críticas por su incapacidad para revitalizar la economía local, a pesar de que el crecimiento es su principal prioridad. Rachel Reeves, titular de Hacienda, reconoció que "el mundo ha cambiado" y que el país está sintiendo las consecuencias. Reeves enfatizó la necesidad de ir "más lejos y más rápido" para proteger la economía y reformar los servicios públicos. Sin embargo, este enfoque puede verse limitado por medidas fiscales que entrarán en vigor en abril y que han generado preocupación entre las empresas. Las compañías han expresado su temor de que el aumento de impuestos previsto pueda resultar en una menor contratación y un incremento en los precios de bienes y servicios. Esta presión adicional se ve agravada por la incertidumbre sobre los aranceles que podría imponer Donald Trump, no solo al acero y aluminio, sino a otros sectores de la economía británica. La preocupación por el impacto de estos aranceles se siente ya en el ambiente empresarial, aunque no entren en vigor hasta el próximo miércoles. El economista jefe para el Reino Unido de Capital Economics, Paul Dales, sugirió que la anticipación de los efectos de estos aranceles podría haber influido en el desempeño de la economía, incluso antes de su implementación formal. La previsión de un entorno comercial más restrictivo ha generado cautela en el sector manufacturero, lo que se traduce en un menor dinamismo económico. Por su parte, Rob Wood, economista de Pantheon Macroeconomics, ha señalado que la caída en la actividad manufacturera se ha visto exacerbada por el comportamiento errático de sectores como el farmacéutico. Con la escalada de los aranceles en Estados Unidos y la perspectiva de impuestos más altos, las expectativas de un fortalecimiento de la economía son poco optimistas. La Confederación de la Industria Británica (CBI) también ha emitido una advertencia sobre la debilidad de la recuperación económica. Ben Jones, economista jefe de la CBI, manifestó que la caída en la confianza de los negocios y los consumidores, especialmente tras el presupuesto de otoño, está comenzando a tocar fondo, pero los riesgos para el crecimiento siguen siendo significativos. Un mercado laboral débil y el aumento de la inflación continúan siendo factores de preocupación que podrían frenar la inversión. En resumen, el panorama económico del Reino Unido se presenta como un rompecabezas complejo, donde las contradicciones entre el crecimiento en el sector de servicios y la contracción en manufacturas reflejan un país en busca de su rumbo. Con un entorno internacional incierto y presiones internas en aumento, será fundamental observar cómo el gobierno y las empresas responden a estos retos en los próximos meses. La capacidad de la economía británica para adaptarse y superar estas adversidades será crucial para su estabilidad futura.
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