Reflexionando sobre el futuro del sector agrícola en España un año después de las tractoradas

Reflexionando sobre el futuro del sector agrícola en España un año después de las tractoradas

Un año después de las tractoradas, agricultores exigen condiciones justas y sostenibilidad en un sector clave para la economía española.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
El año pasado, las tractoradas que sacudieron las calles de las grandes ciudades españolas marcaron un antes y un después en la percepción del sector agrícola y ganadero. Los agricultores y ganaderos, alzando sus voces y reivindicando su rol fundamental en la economía nacional, pusieron de manifiesto la necesidad de un equilibrio entre sostenibilidad, seguridad alimentaria y rentabilidad. Un año después, es momento de reflexionar sobre los avances realizados y los retos que aún persisten. En primer lugar, es innegable que el sector agroalimentario se ha consolidado como un pilar esencial de la economía española. Actualmente, este sector representa cerca del 10% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, generando aproximadamente 120 mil millones de euros en valor agregado bruto. Además, es responsable de 2,7 millones de empleos, convirtiéndose en la principal actividad exportadora con una balanza comercial positiva que ayuda a mitigar el déficit estructural del comercio exterior del país. Estos datos no solo subrayan la importancia del sector, sino que también destacan su capacidad para adaptarse y evolucionar en un contexto global. Sin embargo, las recientes movilizaciones indican que muchas de las demandas de los agricultores siguen sin ser atendidas. Las nuevas tractoradas, que han vuelto a tener lugar en varias regiones, evidencian que todavía quedan cuestiones fundamentales por resolver. Los agricultores siguen reclamando no solo mejores condiciones laborales y ayudas, sino también una reforma profunda del modelo agrícola que permita una transición más equilibrada hacia un futuro sostenible. La urgencia de abordar estas demandas es vital no solo para la estabilidad del sector, sino también para la seguridad alimentaria a nivel global. Por otro lado, España se ha consolidado como una de las grandes potencias agrícolas a nivel mundial. La producción de olivo, los cítricos, los frutos rojos y otras especialidades agrícolas nos sitúan en un lugar privilegiado en el mercado internacional. Este estatus no solo depende de la tradición y el esfuerzo de los productores, sino también de la innovación que se ha implementado en el campo. La digitalización y la agricultura de precisión han permitido que los agricultores no solo optimicen sus recursos, sino que también reduzcan su impacto medioambiental, desmitificando la imagen de un sector reacio al cambio. A pesar de estos avances, la percepción social del sector sigue marcada por estereotipos que no reflejan la realidad. La agricultura moderna se enfrenta a un constante bombardeo de desinformación, donde fake news sobre la producción agrícola y ganadera generan una desconexión entre el consumidor y el productor. Es fundamental que la comunidad científica y los expertos en el campo asuman el liderazgo en la difusión de información veraz para contrarrestar estos mitos y fomentar una comprensión más clara de los procesos agrarios. Lejos de ser un sector en crisis, la agricultura se presenta como un atractivo foco de inversión y talento. En un contexto donde la sostenibilidad y la innovación son primordiales, la agricultura moderna se ha convertido en una opción profesional viable para jóvenes altamente formados que buscan contribuir a un mundo más sostenible. La integración de la tecnología en la agricultura no solo busca mejorar la eficiencia, sino también atraer a nuevas generaciones que están interesadas en las oportunidades que ofrece el sector. En el contexto actual de tensión geopolítica y crisis alimentaria global, la soberanía alimentaria se ha convertido en un tema de vital importancia. España, como líder en el sector agroalimentario europeo, debe consolidar su papel en la nueva estrategia mundial, garantizando que la agricultura europea sea competitiva, sostenible y rentable. Esto implica no solo la inversión en tecnología y modernización de las explotaciones, sino también la creación de un marco regulatorio que garantice la seguridad alimentaria sin ahogar la actividad agrícola. El camino hacia el futuro del sector agrícola en España es claro: se necesita un equilibrio entre sostenibilidad, productividad y rentabilidad. La innovación y la modernización son la clave para hacer frente a los desafíos del siglo XXI, y es responsabilidad de todos los actores involucrados en el proceso –desde los agricultores hasta los consumidores y las administraciones– trabajar de la mano para lograrlo. Así, un año después de las tractoradas, es momento de reflexionar sobre cómo se puede avanzar hacia un modelo agrícola más justo y equilibrado. Reconocer el papel esencial que juega el campo en nuestra economía y bienestar no es solo crucial para el presente, sino también para garantizar un futuro donde la agricultura siga siendo un motor de desarrollo y prosperidad. En este sentido, el desafío es claro: construir un sector que esté a la altura de las exigencias del futuro, capaz de responder a las necesidades alimentarias de una población mundial creciente, y que, al mismo tiempo, respete y proteja nuestro entorno.
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