
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Economía y Finanzas 10.03.2025
Los futuros de Wall Street han enfrentado una caída significativa esta semana, reflejando la creciente inquietud de los inversores sobre el rumbo de la economía estadounidense bajo la administración del presidente Trump. Las preocupaciones se centran principalmente en la posibilidad de una recesión, así como en el impacto de las políticas arancelarias que han despertado incertidumbre tanto en el mercado interno como en el internacional. Esta situación ha llevado a una reacción en cadena que afecta no solo a los mercados estadounidenses, sino también a los de Europa y Asia.
Este lunes, los futuros del S&P 500 bajaron cerca del 1,5%, añadiendo presión a un índice que ya había sufrido una caída del 3,1% la semana anterior, marcando su peor desempeño en seis meses. Los contratos relacionados con el Nasdaq 100, que incluye a numerosas grandes empresas tecnológicas, mostraron una baja aún más pronunciada, con una caída superior al 2%. La tendencia se alinea con la ola de ventas que ha golpeado a las acciones tecnológicas, un sector que había mostrado un notable crecimiento en años anteriores.
El descontento de los inversores se ha intensificado después de que Trump, durante el fin de semana, no descartara la posibilidad de una recesión, lo que ha generado una mayor ansiedad en el mercado. Paul Donovan, economista jefe de UBS Global Wealth Management, ha señalado que la política comercial del presidente es "impredecible" y que existe un riesgo real de que el crecimiento y el comercio global se vean amenazados. "Cuando aumenta el miedo, los consumidores son menos propensos a gastar, y las empresas tienden a reducir sus inversiones", advirtió Donovan.
Las acciones de Tesla, un referente en el sector tecnológico, han perdido cerca del 3,7% en las operaciones previas a la apertura de la bolsa. Esta pérdida es significativa, ya que la compañía había experimentado un impulso en sus acciones después de las elecciones, pero ahora se encuentra ante la posibilidad de borrar todas sus ganancias recientes. Nvidia tampoco escapa a la tendencia negativa, con una baja cercana al 2%.
En el ámbito europeo, la tendencia no es más optimista. El índice Stoxx Europe 600, que había mantenido un mejor comportamiento que sus contrapartes estadounidenses hasta ahora, cayó un 1%. Los bancos y las acciones tecnológicas fueron los más afectados, reflejando un clima de desconfianza similar al que se vive en Wall Street. El índice DAX de Alemania, que había alcanzado máximos históricos, también se vio arrastrado por el pesimismo, con una caída del 1,3%.
En medio de este panorama sombrío, los bonos del Tesoro de Estados Unidos han experimentado un repunte, ya que los inversores buscan activos más seguros. La rentabilidad de los bonos a 10 años ha disminuido a 4,24%, lo que indica un aumento en la demanda de estos títulos en tiempos de incertidumbre económica. La intermitente guerra comercial y las recientes cifras de empleo decepcionantes han contribuido a este cambio de comportamiento en el mercado.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha ofrecido un mensaje poco alentador, reconociendo que hay señales de debilidad económica en el país. Sus declaraciones sugieren que tanto él como Trump están dispuestos a enfrentar "algún dolor" en el proceso de reorientar la economía, dejando a muchos inversores preguntándose qué tan grave podría ser esta "dolorosa" reestructuración.
A nivel internacional, la situación en China no es más alentadora. Los precios al consumidor en el país han disminuido por primera vez en 13 meses, lo que añade otra capa de preocupación respecto a la estabilidad de la segunda economía más grande del mundo. Los índices CSI 300 y Hang Seng también reflejan este trastorno, con caídas del 0,4% y 1,9%, respectivamente, aunque aún se mantienen en alza en el acumulado del año.
Las recientes caídas en los mercados de valores marcan un giro drástico respecto a la euforia que predominaba a finales del año pasado, cuando las expectativas de desregulación y recortes de impuestos bajo el gobierno de Trump impulsaron el optimismo del mercado. Ahora, en contraste, las políticas arancelarias han hecho que muchos inversores reconsideren sus estrategias y ajusten sus expectativas ante un panorama incierto.
Los bancos de Wall Street han comenzado a reevaluar sus pronósticos sobre el S&P 500, antes optimistas. JPMorgan ha advertido que el índice podría caer hasta 5,200 puntos, lo que representaría una disminución cercana al 10% desde los niveles actuales. Mientras tanto, Citi estima que las políticas de Trump podrían llevar al S&P a un mínimo de 5,500 puntos. Este ajuste en las proyecciones resalta la creciente preocupación entre los analistas sobre el impacto de la política comercial del presidente en el crecimiento económico.
En resumen, la combinación de incertidumbre política, tensiones comerciales y datos económicos desfavorables ha creado un ambiente tenso para los mercados financieros. La situación actual refleja un cambio notable en el sentimiento de los inversores, que ahora deben navegar en un mar de preocupaciones sobre la dirección futura de la economía estadounidense. Las próximas semanas serán cruciales para observar cómo los mercados responden a estos desafíos y si se logra recuperar la confianza en un entorno económico que parece cada vez más volátil.
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