
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Economía y Finanzas 07.03.2025
La reciente presentación del Plan de Acción de la Comisión Europea (CE) ha generado una mezcla de alivio y expectativa entre los fabricantes de automóviles europeos, quienes se enfrentan a desafíos significativos debido a la competencia de mercados como el estadounidense y el chino. Aunque la flexibilización de los plazos de cumplimiento de la norma de emisiones CAFE ha sido recibida con satisfacción, los fabricantes demandan más celeridad y claridad en las próximas acciones que se tomarán para consolidar el apoyo a la industria automovilística.
La presidenta de la CE, Ursula Von der Leyen, anunció que la medida más destacada del plan es el ajuste de los plazos para el cumplimiento de la norma CAFE. Esta normativa, que planteaba multas severas para los fabricantes que no cumplieran con los límites de emisiones, se ha convertido en un foco de preocupación en un contexto donde las ventas de vehículos se mantienen debilitadas en Europa y Asia. Este cambio permite a las marcas superar los límites de emisiones en los próximos años, siempre que al final del periodo cumplan con la media establecida de 93,6 gramos de CO2 por kilómetro.
Los gigantes automovilísticos europeos, que han invertido más de 200.000 millones de euros en tecnología eléctrica en respuesta a la normativa, ven en esta flexibilización una oportunidad para ajustar su estrategia comercial mientras intentan amortizar sus elevadas inversiones. Sin embargo, el entorno sigue siendo complicado, ya que la acogida de vehículos eléctricos en el mercado europeo ha sido menos entusiasta de lo esperado, lo que ha llevado a algunos fabricantes a replantearse sus planes.
Una de las preocupaciones más apremiantes del sector era si el Plan de Acción incluiría ayudas directas para la compra de coches eléctricos. Sin embargo, la respuesta es ambigua y no se anticipan medidas concretas a corto plazo. La CE ha indicado que se trabajará en un enfoque coordinado entre los Estados miembros, lo que podría llevar a futuras recomendaciones, pero no se han delineado planes específicos de incentivos financieros para los consumidores.
Además de la flexibilización de las normativas, el plan destaca la importancia de proteger la base productiva europea y fortalecer la soberanía estratégica del continente. Para ello, se ha previsto una asignación de 1.800 millones de euros en los próximos dos años para apoyar la producción de baterías en Europa. Este enfoque busca garantizar que los componentes de los coches eléctricos vendidos en el continente sean fabricados localmente, lo que podría contribuir a la creación de empleos y al desarrollo de una infraestructura más robusta.
El desarrollo de un ecosistema para la producción de baterías es solo una parte de la estrategia más amplia de la CE, que incluye asegurar un suministro fiable de materias primas críticas y fomentar el reciclaje de baterías. Estas iniciativas están alineadas con la visión de una economía circular, que busca minimizar el desperdicio y maximizar la reutilización de recursos en la industria automotriz.
La CE también se ha propuesto capitalizar el potencial del coche autónomo, un sector que se estima podría aportar 400.000 millones de euros al valor añadido de la industria automovilística europea hasta 2035. Reconociendo que Europa actualmente enfrenta desventajas en términos de pruebas y operaciones comerciales en comparación con sus competidores, se prevé la creación de una alianza europea para el coche autónomo que unifique esfuerzos y movilice inversiones significativas.
En cuanto a la infraestructura de recarga necesaria para apoyar la movilidad eléctrica, la CE ha señalado que su desarrollo es desigual entre los distintos Estados miembros. Si bien se han habilitado fondos para mejorar la red de recarga, especialmente para vehículos pesados, no se han presentado propuestas adicionales que aborden de forma integral este aspecto crítico del ecosistema de vehículos eléctricos.
La respuesta del sector automotriz ante el Plan de Acción ha sido mayormente positiva, considerándolo un enfoque pragmático ante los desafíos actuales. Sin embargo, la Asociación de Fabricantes de Automóviles (Acea) ha señalado que se requerirán medidas adicionales para fomentar la demanda de coches eléctricos, así como el despliegue efectivo de infraestructura de recarga para que el plan sea realmente efectivo.
En conclusión, aunque el Plan de Acción de la CE representa un paso hacia la protección y revitalización de la industria automovilística europea, quedan muchos temas por abordar y concretar. La necesidad de un compromiso claro en términos de incentivos financieros y la mejora de la infraestructura de recarga será esencial para asegurar que Europa no solo mantenga su competitividad frente a sus rivales globales, sino que también logre una transición efectiva hacia un futuro automotriz más sostenible.
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