La industria del automóvil clama por flexibilidad ante nuevos retos de emisiones

La industria del automóvil clama por flexibilidad ante nuevos retos de emisiones

El sector automotriz enfrenta retos por nuevas normas de emisiones en Europa. Anfac pide flexibilidad para evitar sanciones y fomentar la electrificación.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro

El sector del automóvil se encuentra en una encrucijada crítica a medida que se enfrenta a los nuevos objetivos de emisiones establecidos por la normativa europea CAFE. Este marco regulatorio, diseñado para promover la movilidad sostenible, impone límites severos a las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y amenaza con sanciones significativas para aquellos fabricantes que no logren cumplir con estos estándares. En este contexto, la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) ha lanzado un llamado urgente por mayor "flexibilidad" en la aplicación de estas normativas, advirtiendo que alcanzar las metas de emisiones se ha convertido en una "misión imposible". En una reciente declaración durante el Foro Anfac 2025, su presidente, Josep María Recasens, subrayó la magnitud del desafío que enfrenta la industria. A pesar de los esfuerzos y las inversiones significativas, que superan los 200.000 millones de euros en la transformación hacia vehículos eléctricos, el sector se ve impotente para cumplir con el límite de 93,6 gramos de CO2 por kilómetro para finales de este año. Esta cifra representa una reducción considerable respecto a los 115 gramos establecidos para 2024, lo que ha llevado a Recasens a calificar la situación como insostenible. Recasens destacó que, a pesar de la existencia de una demanda latente para los vehículos eléctricos, factores como la incertidumbre regulatoria y la falta de apoyo gubernamental han limitado su adopción. Esta situación no solo pone en riesgo el cumplimiento de las normativas, sino que también podría resultar en multas de más de 10.000 millones de euros para los fabricantes que no logren adaptarse a las exigencias. Además, la reducción de la producción de vehículos de combustión podría tener repercusiones devastadoras para la economía y el empleo en Europa. El directivo sugirió que la solución podría residir en la prolongación de los plazos para el cumplimiento de los límites de emisiones, así como en la implementación de ayudas europeas a la compra de vehículos eléctricos. Al finalizar el evento, hizo hincapié en la necesidad de un "plan de choque" que contemple la colaboración entre todos los actores del sector, tanto públicos como privados, para lograr un avance significativo hacia la electrificación del parque automovilístico. En el mismo foro, el secretario de Estado de Energía, Joan Groizard, abordó la desconexión entre la intención de compra de vehículos eléctricos y las cifras de ventas reales. Aunque seis de cada diez conductores están considerando adquirir un coche eléctrico, solo un 5% de las matriculaciones nacionales corresponde a este tipo de vehículos. "Si esto pasa, hay que hacérnoslo mirar", advirtió Groizard, sugiriendo que se deben analizar las señales que se envían al consumidor. Groizard también subrayó que la electrificación del sector es fundamental para alcanzar los objetivos de descarbonización establecidos por la Unión Europea. Sin embargo, insistió en que este cambio no puede llevarse a cabo sin la cooperación entre el sector automovilístico y las administraciones públicas. En este sentido, recordó el apoyo que el Gobierno ha brindado en los últimos años a través del Plan Moves, que ha visto aumentar sus fondos en un esfuerzo por estimular la demanda de coches eléctricos. A pesar de los esfuerzos realizados, el Plan Moves se encontró con obstáculos en el Congreso de los Diputados, lo que ha llevado a un estancamiento en la implementación de nuevas ayudas. Groizard aseguró que el Gobierno está trabajando activamente para reactivar este plan y que espera que se implemente "lo antes posible", con efectos retroactivos desde el 1 de enero, lo que beneficiaría a los consumidores que ya han adquirido un vehículo eléctrico. Este escenario plantea preguntas sobre la efectividad de las políticas actuales y la necesidad de una estrategia más robusta para fomentar la transición hacia una movilidad más sostenible. La industria, que ha estado en la vanguardia de la innovación, ahora se enfrenta a la dura realidad de que las regulaciones establecidas podrían no ser viables en el corto plazo. El futuro del sector automotriz dependerá en gran medida de la capacidad de los gobiernos y las instituciones europeas para adaptarse a esta nueva realidad y ofrecer un entorno regulatorio que no solo promueva la sostenibilidad, sino que también permita a los fabricantes cumplir con los estándares necesarios sin comprometer la estabilidad económica y laboral. Sin duda, el camino hacia una movilidad más limpia está lleno de desafíos, pero también de oportunidades que podrían transformar la industria para el bien de todos.

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