Exportaciones españolas resisten en 2024 pese a tensiones globales y déficit comercial

Exportaciones españolas resisten en 2024 pese a tensiones globales y déficit comercial

Las exportaciones españolas crecieron un 0,2% en 2024, pero el déficit comercial se amplió, destacando la dependencia de importaciones energéticas.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro

El sector exportador español ha demostrado una notable resiliencia en el último año, consolidándose como un pilar fundamental de la economía del país, incluso en un contexto global desafiante. A pesar de las tensiones geopolíticas y las fricciones comerciales que se han intensificado con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, las exportaciones españolas alcanzaron en 2024 un total de 384.464 millones de euros, lo que representa un leve incremento del 0,2% en comparación con el año anterior. Sin embargo, las importaciones también han crecido, alcanzando 424.740 millones de euros, lo que ha dejado a España con un saldo comercial deficitario de 40.275 millones de euros. La balanza comercial española muestra un superávit con respecto a la Unión Europea, que sigue siendo el principal destino de las exportaciones españolas, representando el 61,8% del total. A pesar de una ligera caída en el superávit frente a los países europeos, que se situó en 30.285 millones de euros, España ha mantenido un saldo positivo durante catorce años consecutivos. Este contexto positivo se contrasta con la relación comercial con el resto del mundo, donde España enfrenta déficits significativos, especialmente con Asia y América Latina. El déficit comercial con Asia alcanzó la alarmante cifra de 61.560 millones de euros, a pesar de que las exportaciones a ese continente crecieron un 3,5%. En África, el déficit fue de 13.664 millones, y con América Latina, a pesar de un incremento en las ventas, el saldo fue negativo en 4.356 millones, prácticamente duplicando el del año anterior. Este panorama resalta la creciente dependencia de España de las importaciones, particularmente en materia energética, lo que ha llevado a las empresas españolas a diversificar sus mercados. La relación comercial con Estados Unidos, aunque importante, ha mostrado una tendencia a la baja. En 2024, España exportó bienes y servicios por valor de 18.179 millones de euros a EEUU, un 3,8% menos que en 2023. Por el contrario, las importaciones desde el país norteamericano sumaron 28.192 millones de euros, lo que resultó en un déficit de 10.013 millones, el más alto desde 2022. Esta situación plantea interrogantes sobre si el aumento de las importaciones podría influir en la política arancelaria de Trump. La Cámara de Comercio de los Estados Unidos en España (AmChamSpain) ha instado a que se considere la naturaleza de la relación comercial entre ambos países. Argumentan que, a pesar del déficit, los intercambios son beneficiosos para EEUU, lo que debería ser tomado en cuenta en el contexto de las posibles medidas arancelarias. No obstante, la incertidumbre persiste, ya que la administración Trump podría optar por un enfoque unilateral en el que España no obtenga ningún beneficio. El contexto de la UE en su conjunto muestra que las exportaciones de la región hacia EEUU han superado los 531.500 millones de euros, con un saldo muy favorable de 198.000 millones. Esta diferencia podría ser vista por Trump como una invitación a tomar medidas más severas contra los países europeos, especialmente aquellos que, como España, presentan déficits en sus relaciones bilaterales. Al observar el panorama, la estrategia exportadora de España deberá acentuarse y diversificarse aún más ante el riesgo de una guerra comercial abierta. La situación actual, marcada por la fragilidad económica de Europa y las tensiones con EEUU, requiere una respuesta coordinada y efectiva por parte de las autoridades y el tejido empresarial español para mitigar los impactos de cualquier medida proteccionista. En este entorno complejo, la capacidad de adaptación y la búsqueda de nuevos mercados serán esenciales para que España pueda mantener su competitividad internacional. Las empresas deberán explorar oportunidades en mercados emergentes y fortalecer la relación con aquellos países que ofrezcan un entorno comercial más estable y ventajoso. El camino por delante no será fácil, y la capacidad de España para gestionar su balanza comercial y enfrentar las amenazas externas dependerá de una combinación de políticas económicas sólidas y una estrategia clara que fomente la innovación y la competitividad en un contexto global que sigue siendo incierto. Las decisiones que se tomen en los próximos meses serán cruciales para definir el futuro comercial y económico del país en un mundo cada vez más polarizado.

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