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Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
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Alemania se enfrenta a un momento crítico en su historia económica, a medida que se acercan las elecciones del domingo. La nación, que alguna vez fue considerada el motor económico de Europa, ha visto cómo su economía ha caído en un bache profundo, registrando dos años consecutivos de recesión, algo que no se veía desde la etapa del canciller Gerhard Schröder en los primeros años de la década de 2000. Con una caída del PIB del 0,3 % en 2023 y del 0,2 % en 2024, la situación es alarmante y exige una respuesta contundente de los líderes políticos y de la sociedad. Los principales partidos políticos han captado esta preocupación, y la crisis económica se ha convertido en el tema central de debate en sus programas electorales. Desde la Unión Cristianodemócrata (CDU) hasta la Alternativa para Alemania (AfD), todos parecen conscientes de la gravedad de la situación y han presentado propuestas sobre cómo enfrentarla. Sin embargo, la falta de concreción en muchas de estas propuestas genera escepticismo entre la población y los analistas. La CDU, que lidera las encuestas de intención de voto, ha planteado reducir impuestos como una forma de reactivar la economía. Sin embargo, los economistas advierten que esta estrategia podría ser insuficiente sin un plan claro y específico sobre cómo y dónde realizar recortes en el gasto público. Por otro lado, el Partido Socialdemócrata (SPD) busca aumentar impuestos a las empresas, lo que podría suponer un reto adicional en un entorno ya complicado por la competencia internacional. Los Verdes, por su parte, han visto su credibilidad perjudicada, especialmente tras la gestión del ministro de Economía Robert Habeck durante los años de recesión. Su propuesta de un enfoque más intervencionista en la política industrial, que incluye subidas de impuestos y mayor gasto social, coincide en parte con la visión del SPD, pero carece de la claridad necesaria para tranquilizar a los electores y empresarios inquietos. Por otro lado, la AfD ha presentado un conjunto de propuestas que son consideradas como "un lío notable" por los analistas. Su plan de salir del euro y revertir las políticas de protección climática genera incertidumbre en un momento en que la estabilidad es crucial para la economía alemana. La preocupación por la guerra en Ucrania y las tensiones comerciales a nivel internacional, exacerbadas por la era Trump, solo han complicado más el panorama económico alemán. Uno de los sectores más afectados es la industria automovilística, que representa aproximadamente el 26,8 % del PIB de Alemania. La presión de la competencia china y el aumento de los costes energéticos han puesto en jaque a gigantes como Volkswagen, que ya ha anunciado una reestructuración que implicará la eliminación de 35.000 puestos de trabajo hasta 2030. La transición hacia vehículos eléctricos ha sido insuficiente para contrarrestar la pérdida de competitividad en un mercado cada vez más globalizado. La perspectiva de empleo es sombría, y la sensación de crisis se siente incluso en pequeños talleres de reparación de automóviles. En Auto-Service G. Asad, al norte de Berlín, un trabajador comentó que, aunque su negocio se centra en reparar vehículos de alta gama como Mercedes-Benz, la realidad económica es innegable: "Es como si tuviéramos el agua al cuello". Esta sensación de inminente colapso se refleja en las estadísticas: desde 2021, más de 50.000 negocios han declarado insolvencia. A medida que se desarrollan las elecciones, la incertidumbre sobre el futuro de la economía alemana persiste. La pregunta que queda es si los nuevos líderes podrán encontrar la fórmula adecuada para reactivar el crecimiento y devolver a Alemania a la senda de la estabilidad económica. Con una economía que se siente "roto", como lo expresa el título de varios libros sobre la situación, los votantes deben decidir a quién confiar el futuro de su país. La resolución de estos problemas estructurales requerirá no solo un cambio en las políticas, sino también una revisión profunda del modelo económico alemán, que ha demostrado ser vulnerable ante los retos contemporáneos. Con la mirada puesta en el futuro, los ciudadanos alemanes esperan que los resultados de estas elecciones marquen un punto de inflexión en la historia económica del país, y que la esperanza de un nuevo comienzo no se convierta en una mera ilusión.