Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La reciente riada que azotó la provincia de Valencia el pasado 29 de octubre ha dejado una huella significativa en la economía local. Sin embargo, un análisis del BBVA Research sugiere que la recuperación del Producto Interno Bruto (PIB) valenciano podría ser posible en menos de un año, siempre y cuando las ayudas prometidas a las empresas lleguen de manera rápida y eficaz. La situación actual plantea un desafío, pero también una oportunidad para que la economía de la región se recupere y se reoriente hacia un futuro más resiliente. El impacto de la Dana se ha sentido particularmente en un área de la provincia que representa el 32% del PIB y donde trabaja el 36% de los afiliados a la Seguridad Social. Esto pone de manifiesto la relevancia económica de la zona afectada y subraya la urgencia de las medidas de apoyo. Según el BBVA, se estima que la pérdida de PIB en el último trimestre de 2024 podría alcanzar hasta 1,6 puntos en Valencia, con un impacto más moderado en el conjunto de la Comunidad Valenciana, que se prevé en un descenso de 0,5 puntos. A pesar de estas proyecciones negativas, los analistas de BBVA son optimistas. Si las ayudas estatales y regionales son implementadas con prontitud y efectividad, se estima que el crecimiento económico en los años 2025 y 2026 podría estabilizarse alrededor del 2,7%. Este crecimiento sería un alivio bienvenido para una economía que, en los últimos meses, ha visto un deterioro en varios indicadores económicos, incluido un descenso en las exportaciones y una caída en las pernoctaciones de turistas extranjeros. El informe destaca que los daños infligidos por la Dana no solo han afectado al PIB local, sino que también han tenido repercusiones en el stock de capital fijo, estimándose que estos daños equivalen al 1,1% del PIB nacional. Este contexto resalta la vulnerabilidad de la economía valenciana, que representa el 5% del PIB español y el 53,6% del PIB de la Comunidad Valenciana en 2023. En el ámbito del empleo, la situación parece haber mostrado señales de mejora. A finales de diciembre, la afiliación bruta a la Seguridad Social en la provincia de Valencia había casi recuperado los niveles previos a la Dana. Sin embargo, las áreas más golpeadas aún enfrentan incertidumbres, y se estima que más de 10.000 trabajadores se encontraban bajo la cobertura de un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), cifra que se ha multiplicado notablemente en comparación con el promedio de los últimos años. Por otro lado, el Gobierno valenciano ha anticipado daños que superan los 10.000 millones de euros, lo que ha llevado a implementar una serie de ayudas que, hasta la fecha, ascienden a 16.600 millones de euros procedentes del Estado y 1.324 millones de euros de la Generalitat Valenciana. No obstante, la efectividad de estas ayudas es crucial. Si se logra una ejecución del 100% de los fondos, el impacto positivo en la economía regional podría ser notable, equivalentes a un 9,3% del PIB de la Comunidad Valenciana. Sin embargo, la incertidumbre persiste. La evolución de la economía valenciana dependerá en gran medida de la eficiencia en la ejecución de estas ayudas y de la capacidad del multiplicador fiscal para generar un efecto positivo en la actividad económica. Si la implementación es lenta o ineficaz, el tiempo de recuperación podría extenderse más allá de lo previsto, llevando a la economía a un estado de fragilidad prolongada. El análisis del BBVA subraya la importancia de una respuesta rápida y contundente para mitigar el impacto de la Dana en la economía valenciana. Los próximos meses serán cruciales para determinar si las proyecciones optimistas se materializan o si, por el contrario, la economía se enfrenta a un periodo más prolongado de inestabilidad. La capacidad de la provincia para adaptarse y recuperarse dependerá no solo de los recursos disponibles, sino también de la voluntad política y la colaboración entre instituciones, empresas y la sociedad en su conjunto. Así, la provincia de Valencia se encuentra en una encrucijada, donde las decisiones que se tomen en el corto plazo tendrán repercusiones significativas en el futuro económico de la región. La historia reciente ha demostrado que, a pesar de los desafíos, la resiliencia y la capacidad de recuperación son características intrínsecas de la economía valenciana, y con el apoyo adecuado, es posible que la provincia vuelva a encontrar el camino hacia el crecimiento y la estabilidad.