Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La economía de la eurozona ha mostrado signos de resiliencia en el tercer trimestre de 2023, con un crecimiento del PIB del 0,4%. Este incremento, superior al del segundo trimestre donde se registró un aumento del 0,2%, se ve impulsado principalmente por el consumo privado y la inversión. En concreto, el consumo de los hogares creció un 0,5% entre julio y septiembre, mientras que la formación bruta de capital fijo, un indicador clave de la inversión, se expandió un notable 2%. Estos dos factores por sí solos explican 0,8 puntos de la expansión económica, con contribuciones equivalentes de 0,4 puntos cada uno. El crecimiento económico también se vio apoyado por la variación de existencias y el gasto público, que aportaron 0,4 puntos y 0,1 puntos, respectivamente. Sin embargo, el panorama no es del todo positivo, ya que las importaciones de la zona euro crecieron un 0,2%, mientras que las exportaciones experimentaron una caída del 1,5%, lo que resultó en un impacto negativo en el crecimiento económico de 0,9 puntos. Esto sugiere que, a pesar del crecimiento interno, la eurozona enfrenta desafíos en su comercio exterior. En el conjunto de la Unión Europea, el crecimiento también se mantuvo en el 0,4%, con un desempeño similar al de la eurozona. Este crecimiento se sustentó en el aumento de las existencias, que aportó 0,5 puntos, además del consumo privado y la inversión. Sin embargo, al igual que en la eurozona, el saldo negativo entre exportaciones e importaciones (-0,8 puntos) tuvo un efecto desalentador en el crecimiento económico. Desglosando el crecimiento por países, Irlanda lideró la expansión con un impresionante aumento del 3,5%. Otros países como Dinamarca y Lituania también mostraron un crecimiento sólido del 1,2%. En contraste, España reportó un crecimiento del 0,8%, que se sitúa por encima de la media tanto de la eurozona como de la UE, destacándose como la única de las grandes economías europeas con un desempeño superior en comparación con sus pares. Francia creció un 0,4%, mientras que Alemania apenas alcanzó un 0,1% y Italia se mantuvo estancada. Sin embargo, no todos los países han disfrutado de este crecimiento económico. Al menos cinco Estados miembros, incluidos Austria, Polonia y Rumanía, vieron caer su PIB en el tercer trimestre, con retrocesos que van del 0,1% al 0,7%. Este contraste subraya la volatilidad existente dentro del bloque, donde algunos países se benefician de un clima económico favorable mientras que otros enfrentan dificultades significativas. En el ámbito laboral, la situación parece más estable, ya que el número de personas empleadas en la zona euro aumentó un 0,2% en este periodo, mientras que se mantuvo constante en el conjunto de la UE. Esto se traduce en un total de 219,1 millones de personas empleadas en todos los Estados miembros, de las cuales 170,9 millones trabajan en países de la eurozona. Los mayores incrementos en el empleo se registraron en Croacia, Irlanda y Malta, mientras que Rumanía, Estonia y Letonia experimentaron reducciones significativas. La productividad también presenta un panorama mixto. En la eurozona, se mantuvo estable, mientras que en la UE aumentó un 0,3% en comparación con el mismo trimestre del año anterior. Sin embargo, la productividad interanual por hora trabajada subió un 0,5% en la eurozona y un 0,8% en el conjunto del bloque, lo que sugiere un ligero aumento en la eficiencia laboral a pesar de los retos económicos que enfrentan ciertos Estados. En general, los datos publicados por Eurostat ofrecen un cuadro de crecimiento moderado en la eurozona, impulsado por el consumo interno y la inversión, aunque las tensiones en el comercio internacional y las diferencias entre los Estados miembros destacan la necesidad de políticas económicas cohesivas. A medida que se acerca el final del año, será crucial observar cómo estos factores interactúan y afectan las proyecciones económicas para 2024 y más allá. La combinación de un crecimiento sostenido del empleo y una ligera mejora en la productividad podría ser indicativa de un camino hacia una recuperación económica más robusta, siempre que se aborden los desafíos presentes en el comercio y se fomente un entorno de inversión favorable. La eurozona sigue enfrentando una serie de retos, pero los últimos datos sugieren que, con las políticas adecuadas, es posible navegar hacia un futuro más estable y próspero.