Urgente necesidad de replantear la política fiscal en España ante la incertidumbre económica

Urgente necesidad de replantear la política fiscal en España ante la incertidumbre económica

El debate sobre la política presupuestaria en España es crítico por la falta de estrategia fiscal clara y el persistente déficit.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro

El debate sobre la política presupuestaria en España ha cobrado una relevancia sin precedentes en los últimos meses, al tiempo que el país navega por un mar de incertidumbres económicas y políticas. A medida que las propuestas para el próximo ejercicio se dilatan, la falta de una estrategia fiscal clara se erige como un asunto crítico que requiere atención inmediata. Mientras algunos países europeos experimentan una sensación similar de provisionalidad, España presenta una particularidad: su economía crece por encima de su potencial, lo que genera oportunidades para abordar el déficit estructural que ha persistido durante años. La situación actual es compleja, marcada por unos presupuestos prorrogados y la ausencia de pilares fundamentales como el techo de gasto y la senda fiscal a medio plazo. Este estancamiento no solo refleja la confusión en el ámbito político, sino que también plantea la necesidad imperiosa de replantear la política fiscal. En este contexto, es vital cuestionar cuál debería ser la estrategia fiscal que permita elevar el bienestar de los ciudadanos de manera sostenible. A pesar de la coyuntura favorable en la que se encuentra la economía española, los datos revelan que el déficit persiste, aunque ligeramente inferior al del año pasado. Este déficit primario, que excluye el pago de intereses de la deuda, sigue siendo un indicador preocupante. La creciente carga de los pasivos de las administraciones, que aumentaron en más de 51.000 millones de euros en la primera mitad del año, es una señal de que las cuentas públicas necesitan ser ajustadas con urgencia. El enfoque actual de la política fiscal debe centrarse en estimular la inversión productiva, el talón de Aquiles de la economía. En este sentido, se espera con interés un anuncio del Banco Central Europeo (BCE) que podría resultar en una ligera bajada de los tipos de interés. Este gesto, aunque limitado, podría despejar las expectativas de inversión y potenciar el efecto positivo de los fondos europeos. Sin embargo, la combinación de estímulos fiscales y monetarios en un entorno expansivo plantea riesgos, como la posibilidad de que los recursos se desvíen hacia actividades menos productivas. Para consolidar la financiación del déficit, sería prudente adoptar una estrategia más alineada con el ciclo económico. Hasta ahora, España ha logrado colocar deuda a condiciones favorables, a diferencia de otros países como Francia, que enfrenta tensiones en su prima de riesgo. Sin embargo, el anuncio del BCE de cesar la compra de deuda a partir del próximo año plantea un desafío. La eliminación de esta compra podría traducirse en un aumento de los costos de las nuevas emisiones de deuda. Ante este escenario, es evidente que un replanteamiento de la política fiscal es ineludible. La continuidad de las prórrogas presupuestarias no puede ser la norma, especialmente en un contexto donde el impacto de una nueva dilación será más perceptible. Las cuentas actuales, concebidas en un año marcado por desafíos sanitarios y económicos, son insuficientes para afrontar la realidad presente y futura. La prolongación del ciclo expansivo y la posibilidad de operar reformas de gobernanza, incluida la financiación autonómica, dependen de la implementación de una estrategia fiscal creíble. Las decisiones que se tomen en este ámbito no solo afectarán a las finanzas públicas, sino que también tendrán repercusiones en la calidad de vida de los ciudadanos y en la capacidad del país para afrontar las crisis venideras. Además, la ausencia de consenso en torno a las grandes directrices fiscales solo agudiza los dilemas que enfrenta el gobierno. La falta de alineación entre los diferentes actores políticos respecto a la política fiscal podría resultar en un estancamiento que afecte la estabilidad económica. La urgencia de encontrar un camino claro y sostenible es más necesaria que nunca. En resumen, el futuro económico de España se encuentra en una encrucijada. La política fiscal debe ser revisada y adaptada a las nuevas realidades que enfrenta el país. Sin una estrategia clara que guíe el rumbo a seguir, la economía española podría perder la oportunidad de consolidar su crecimiento y, en última instancia, elevar el bienestar de sus ciudadanos de manera sostenible. El debate sobre el presupuesto no debe ser un mero trámite parlamentario, sino una oportunidad para repensar y rediseñar las bases que sostendrán la economía en los años venideros.

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