Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En un mundo cada vez más complejo e interconectado, América Latina y el Caribe se encuentran en una encrucijada crucial. Desde inicios del siglo XXI, la región ha enfrentado una serie de desafíos que han alterado su panorama económico y social. La acelerada transición digital, la creciente polarización política y los impactos del cambio climático son solo algunos de los factores que han influido en su desarrollo. Sin embargo, a pesar de estos retos, también se vislumbran oportunidades si la región adopta políticas adecuadas. La llegada de la pandemia y la consolidación de China como potencia económica han generado desajustes significativos en las economías globales. Este fenómeno ha llevado a muchos países a replantear sus cadenas de suministro, impulsando esquemas como el nearshoring y el friendshoring. Para América Latina y el Caribe, esta reconfiguración puede ser tanto un desafío como una oportunidad. Si bien el comercio internacional ha disminuido, la región tiene la posibilidad de atraer inversiones y desarrollar capacidades tecnológicas que le permitan adaptarse a esta nueva realidad. Sin embargo, para que América Latina y el Caribe no se queden atrás, es necesario abordar tres brechas significativas. La primera es la brecha externa, que se manifiesta en una limitada capacidad de crecimiento debido a la desaceleración del comercio global. La segunda es social, caracterizada por la insuficiencia en la creación de empleos de calidad y el alarmante crecimiento de la informalidad laboral. Por último, la brecha ambiental se refleja en la devastación de ecosistemas y condiciones de vida deterioradas, exacerbadas por el cambio climático. El cierre de estas brechas es esencial para el futuro de la región. Sin un crecimiento sostenido, no habrá mejora en la calidad del empleo, y sin inversiones en tecnología, cualquier crecimiento será efímero. Por lo tanto, es imperativo que América Latina y el Caribe desarrollen un modelo de crecimiento que no solo promueva el desarrollo económico, sino que también respete los límites del planeta. La incorporación de prácticas sostenibles en la producción y el consumo debe ser una prioridad. Además, la región debe centrarse en la redistribución del ingreso, asegurando que el crecimiento beneficie a los sectores más vulnerables. Esto implica implementar políticas sociales que fomenten la igualdad de género y mejoren los sistemas de salud y educación. Al hacerlo, no solo se promueve la justicia social, sino que también se mejora la productividad laboral, creando un círculo virtuoso que puede fortalecer la economía. En un contexto de alta incertidumbre global, la adaptación al cambio climático es otra condición no negociable. La región debe reducir su vulnerabilidad a los efectos del cambio climático mediante políticas que integren la sostenibilidad en cada aspecto del desarrollo. Esto incluye la transición hacia fuentes de energía más limpias, la promoción de la economía circular y la adopción de tecnologías digitales que minimicen el impacto ambiental. Para abordar estos retos de manera efectiva, la Universidad Autónoma Metropolitana, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México y el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe han convocado el seminario "Repensar el Desarrollo de América Latina y el Caribe desde México". Este evento, que tendrá lugar del 9 al 11 de septiembre, busca fomentar un diálogo constructivo entre académicos, funcionarios y exfuncionarios públicos. La meta es generar un espacio para discutir y proponer políticas que respondan a los desafíos económicos, sociales y ambientales que enfrenta la región. La importancia de este seminario radica en su enfoque colaborativo. Al reunir a expertos y tomadores de decisiones, se espera que surjan propuestas concretas que puedan ser implementadas. La creación de un "task force" que dé seguimiento a estos debates es fundamental para asegurar que las ideas discutidas tengan continuidad y se traduzcan en acciones efectivas. Los desafíos que enfrenta América Latina y el Caribe son significativos, pero no insuperables. Con un enfoque estratégico que integre el crecimiento económico, la redistribución del ingreso y la sostenibilidad ambiental, la región puede posicionarse en el mapa del desarrollo global. En este sentido, el seminario no solo es una oportunidad para reflexionar, sino también un llamado a la acción para construir un futuro más inclusivo y sostenible.