Empleo juvenil en recuperación, pero alta precariedad por trabajos a tiempo parcial

Empleo juvenil en recuperación, pero alta precariedad por trabajos a tiempo parcial

El empleo juvenil ha mejorado, pero persiste la precariedad con un 26% en trabajos a tiempo parcial. Urgen políticas para asegurar empleo pleno.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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En los últimos años, el empleo juvenil ha experimentado una notable recuperación, impulsada en gran medida por las reformas laborales implementadas en 2022. Sin embargo, a pesar de las cifras alentadoras, persiste una problemática crítica que afecta a este colectivo: la alta prevalencia de trabajos a tiempo parcial. Según el informe "Personas jóvenes: precariedad y dificultad de acceso a la vivienda", elaborado por la asociación Ruge del sindicato UGT, los jóvenes siguen siendo los más afectados por el desempleo y la temporalidad laboral, lo que pone de manifiesto una necesidad urgente de abordar la precarización del trabajo juvenil. Los últimos datos reflejan que, en junio de este año, el empleo entre los menores de 30 años creció casi un 5% anual, el doble que el crecimiento general del empleo, que fue del 2,5%. Este aumento ha llevado a un récord de 3,32 millones de jóvenes afiliados a la Seguridad Social. Además, la tasa de paro en este grupo ha disminuido significativamente, situándose en el 19,8% en el segundo trimestre de 2024, un descenso de cinco puntos respecto a 2019. Sin embargo, las cifras, aunque optimistas en muchos aspectos, esconden una realidad que no se puede pasar por alto: la gran proporción de contratos a tiempo parcial. A pesar de que la reforma laboral ha tenido un impacto positivo en la reducción de la temporalidad, la situación del empleo a tiempo parcial sigue siendo alarmante. La tasa de parcialidad en los contratos juveniles se ha mantenido en torno al 26%, lo que implica que uno de cada cuatro jóvenes trabaja a jornada reducida. Esta cifra se torna aún más preocupante si se analizan los grupos de edad: la parcialidad ha aumentado al 36,4% entre los jóvenes de 20 a 24 años y al 57% en el grupo de 16 a 19 años. Este panorama sugiere que, lejos de haber mejorado, la situación es cada vez más precaria para los más jóvenes. Las razones detrás de la alta tasa de empleo a tiempo parcial son variadas, pero se pueden agrupar en dos categorías principales. Por un lado, muchos jóvenes eligen trabajar a tiempo parcial para poder compaginar sus estudios, una elección que ahora afecta al 42,4% de los jóvenes, un cambio significativo respecto al 19% de hace una década. Por otro lado, un número igual de jóvenes se ve obligado a aceptar trabajos a tiempo parcial porque no han podido encontrar empleo a tiempo completo. Este fenómeno refleja la precarización de las condiciones de vida de la población joven, que se ve empujada a aceptar menos de lo que realmente necesita. La necesidad de compaginar trabajo y estudios ha aumentado, en gran parte debido al creciente coste de la vida, que hace que sea cada vez más difícil para los jóvenes dedicarse exclusivamente a su formación. Este reto se suma a la dificultad que enfrentan muchos de ellos para emanciparse y desarrollar proyectos de vida a largo plazo. Más de la mitad de la población de 25 a 29 años reporta no haber encontrado un empleo a jornada completa, lo que limita su autonomía y capacidad económica. Los salarios juegan un papel crucial en la emancipación juvenil, y los datos son desalentadores. Según la Encuesta de Población Activa (EPA) de 2022, la retribución bruta media de los jóvenes se sitúa en 1.558,3 euros al mes, un 27% inferior al salario medio del resto de la población. A esto se suma que, durante la crisis inflacionaria de 2021 y 2022, los jóvenes perdieron poder adquisitivo, a pesar de que el salario mínimo interprofesional aumentó un 26%. Esta situación se traduce en que casi ocho de cada diez jóvenes menores de 26 años no logran alcanzar el salario mínimo anual equivalente a tiempo completo, lo que es un indicativo claro de la precariedad laboral que enfrentan. A pesar de las mejoras en la temporalidad y el crecimiento del empleo juvenil, estas no se han traducido en incrementos significativos de los ingresos. Según el informe de UGT, la precariedad laboral se mantiene como un obstáculo considerable para el desarrollo personal y profesional de los jóvenes. La falta de empleos a tiempo completo y la dependencia de trabajos a tiempo parcial perpetúan un ciclo de inestabilidad económica que afecta no solo a su calidad de vida actual, sino también a sus perspectivas futuras. Es fundamental que se implementen políticas que no solo fomenten la creación de empleo, sino que además prioricen la generación de trabajos a tiempo completo, de calidad y que ofrezcan condiciones adecuadas para la emancipación juvenil. La necesidad de un enfoque integral que aborde las causas estructurales de la parcialidad laboral es imperativa. La situación actual de los jóvenes en el mercado laboral es una llamada de atención para todos los actores involucrados: desde las instituciones gubernamentales hasta las empresas y la sociedad en su conjunto. La problemática del empleo juvenil y la alta tasa de trabajos a tiempo parcial no solo representa una asignatura pendiente en el ámbito laboral, sino que también es un reflejo de una realidad social que sigue empujando a los jóvenes hacia la precariedad. Es urgente que se escuche su voz y se diseñen políticas adecuadas que les permitan construir un futuro mejor, menos marcado por la incertidumbre y más centrado en la estabilidad y el desarrollo personal. En este contexto, la educación, la formación y los incentivos para fomentar el empleo a tiempo completo deben ser considerados como pilares fundamentales para un futuro laboral sostenible y equitativo para la juventud.

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