Caída del peso mexicano y sus implicaciones: López Obrador busca calmar inquietudes

Caída del peso mexicano y sus implicaciones: López Obrador busca calmar inquietudes

La caída del peso mexicano supera los 20 por dólar, generando preocupación. López Obrador defiende la fortaleza económica del país.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro

La reciente caída del peso mexicano, que rebasó la barrera de las 20 unidades por dólar, ha generado una serie de reacciones por parte del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. En una conferencia de prensa el lunes, el presidente buscó calmar las inquietudes de los inversores al asegurar que el país puede "resistir un poco más" ante la inestabilidad económica mundial. Este fenómeno, conocido como "lunes negro", fue desencadenado por un desplome histórico en la Bolsa de Japón, que afectó a los principales mercados financieros del mundo y avivó temores sobre una posible recesión en Estados Unidos. López Obrador admitió que la situación actual es complicada, pero destacó que la caída del peso no representa un problema significativo para el país en el contexto de sus finanzas. Durante su intervención, el mandatario mostró gráficas que evidencian que, a pesar de la reciente depreciación, el peso se ha mantenido en torno a las 18 y 19 unidades por dólar en los últimos meses. "Tenemos un margen de protección, no nos afecta tanto porque nuestras finanzas están muy fuertes", enfatizó, tratando de transmitir confianza en la solidez económica de México. La economía mexicana ha encontrado un fortalecimiento en su relación comercial con Estados Unidos, siendo el principal socio comercial del país norteamericano. No obstante, López Obrador reconoció que una desaceleración en la economía estadounidense podría impactar a México, aunque minimizó el efecto al señalar que "afecta a todo el mundo". Este argumento se apoya en la idea de que la interdependencia económica entre ambas naciones ofrece un cierto grado de protección. Uno de los pilares en los que López Obrador basa su optimismo son las reservas de divisas del Banco de México, que alcanzan los 221.725 millones de dólares, cifra que, según él, permitirá enfrentar choques externos. El presidente también se jactó de que, a lo largo de su administración, el peso no ha sufrido devaluaciones significativas, un fenómeno que, según comentó, no se había visto en más de cinco décadas. Este hecho se convierte en un punto central de su discurso al considerar que la apreciación del peso en un 5,8% desde su llegada al poder es un signo del éxito de su estrategia económica. Sin embargo, la visión optimista del presidente no es compartida por todos. La analista Gabriela Siller presentó datos que revelan que el peso mexicano ha sido la tercera divisa que más ha perdido valor frente al dólar en lo que va del año, con una depreciación del 15,4%. La situación se agrava al considerar que, en la última sesión, el peso se depreció un 1,19%, lo que añade un elemento de preocupación en un contexto ya de por sí inestable. El contexto mundial también juega un papel crucial en esta situación. Los analistas financieros advierten que el desplome del mercado japonés, el más severo desde 1987, junto con la inestabilidad en Oriente Próximo y los cambios en la política monetaria de Estados Unidos, podrían afectar gravemente la economía mexicana. Las proyecciones sobre el crecimiento y la estabilidad del peso son inciertas, y muchos especialistas señalan que el flujo de divisas extranjeras podría verse reducido. López Obrador, a pesar de las críticas, se mantiene firme en su postura de que el país está preparado para enfrentar estos desafíos. "Estamos protegidos por nuestras reservas de divisas", afirmó, confiando en que habrá mecanismos suficientes para amortiguar el impacto de la inestabilidad global en la economía nacional. Sin embargo, el tiempo dirá si esta confianza se traduce en resultados efectivos. La deuda del país también se presenta como un punto delicado. El cálculo de la Secretaría de Hacienda indica que la administración de López Obrador cerrará con una deuda del 48,6% del PIB, lo que representa un incremento del 4,9% respecto a la administración anterior. Este dato no es menor y genera inquietud sobre la sostenibilidad de la economía mexicana en un escenario de incertidumbre. A medida que se acerca el final del mandato de López Obrador, la mirada de los analistas y los ciudadanos se centra en la nueva administración de Claudia Sheinbaum, quien tomará posesión como presidenta el próximo 1 de octubre. Será crucial observar cómo su gobierno maneja esta situación económica y si logra desactivar las alarmas que ahora resuenan en el ámbito financiero. La estabilidad del peso y la salud de la economía mexicana podrían depender en gran medida de las decisiones que se tomen en los próximos meses, mientras el mundo enfrenta un horizonte económico incierto.

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