Caída del 23% en IED en México plantea retos y oportunidades para la economía

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha publicado su informe más reciente sobre la Inversión Extranjera Directa (IED) en la región, revelando que México ha experimentado una caída del 23% en 2023 en comparación con el año anterior. Este descenso se traduce en flujos de inversión que alcanzaron los 30,190 millones de dólares, lo que representa una disminución significativa de 8,912 millones respecto a los 39,102 millones de dólares captados en 2022. A pesar de este retroceso, México se mantiene como el segundo mayor receptor de IED en América Latina y el Caribe, con una participación del 16% del total regional. Sin embargo, esta caída contrasta con el reporte de la Secretaría de Economía del país, que indicó una IED de 36,281 millones de dólares para el mismo periodo, lo que resalta una discrepancia en los datos que ha generado inquietudes entre analistas y economistas. José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal, subrayó que la variabilidad en las cifras puede atribuirse a diferentes metodologías de cálculo. La Cepal utiliza el manual de balanza de pagos número 6, que es el estándar más común entre los países de la región, mientras que otros países pueden seguir métodos más antiguos, lo que podría generar inconsistencias en los reportes. Esta variabilidad es crucial para entender el contexto de la inversión en la región y la posición de México. La caída en la IED en 2023 se debe en gran medida a una disminución dramática de los aportes de capital, que se desplomaron un 72%, alcanzando su nivel más bajo desde 2012. Este descenso en los aportes de capital es un indicador preocupante, dado que refleja una menor confianza de los inversionistas en el entorno económico del país. A pesar de los desafíos, la Cepal destacó que México está bien posicionado para beneficiarse del fenómeno del nearshoring, que se ha vuelto cada vez más relevante en la dinámica de inversión. La sólida integración económica de México con Estados Unidos y Canadá, junto con su amplio acuerdo de libre comercio, son factores que lo colocan en una posición favorable para atraer más inversión a través de esta tendencia. Si bien la caída de la IED despierta preocupaciones, la Cepal identificó que, en 2023, el sector manufacturero recibió el 50% de las entradas de inversión extranjera directa. Este aumento en el sector manufacturero muestra que, a pesar de la caída general, existen áreas específicas que siguen siendo atractivas para los inversionistas, lo que sugiere que la diversificación de la economía mexicana podría ser un camino a seguir. A nivel regional, América Latina y el Caribe captaron un total de 184,304 millones de dólares en IED, lo que representa una caída del 9.9% respecto a 2022, con México y Brasil a la cabeza en este descenso. Brasil, aunque experimentó una caída del 14%, sigue siendo el mayor receptor de IED en la región, mientras que México se mantiene como el segundo. Un aspecto que también se destaca en el informe de la Cepal es la disminución de la IED proveniente de Estados Unidos, que cayó un 30% en el caso de México y un 21% en Brasil. Esto podría señalar un cambio en las dinámicas de inversión estadounidense en la región, lo que podría tener repercusiones en la economía mexicana en los próximos años. A pesar de los retos actuales, las perspectivas para la inversión en América Latina y el Caribe han mostrado signos de mejora. En 2023, se registró un aumento del 16% en los anuncios de nuevos proyectos, alcanzando un total de 115,000 millones de dólares. Este es un indicativo de que, aunque los flujos de inversión han disminuido, la intención de invertir en la región sigue presente. En resumen, la caída del 23% en la IED en México es una llamada de atención sobre los desafíos que enfrenta el país en el contexto global de inversión. A medida que se busca mejorar el entorno económico y atraer flujos de inversión, será crucial desarrollar estrategias que aprovechen las oportunidades emergentes, como el nearshoring, y al mismo tiempo abordar las preocupaciones que han llevado a la disminución de la confianza inversionista.