
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Economía y Finanzas 12.06.2024
El mundo se está encaminando hacia un escenario de exceso de petróleo en 2030, según el último informe presentado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Esta situación de sobreoferta pronosticada para finales de la década sería solo superada por el colapso del mercado registrado durante los confinamientos por la pandemia de la covid-19 en 2020. Este cambio en el panorama energético mundial está generando preocupación tanto en los países productores como en las empresas que dependen de esta materia prima.
Según las proyecciones de la AIE, para el año 2030 el mundo producirá ocho millones de barriles más de petróleo de los que se consumirán. Este excedente se debe a diversos factores, como la electrificación del parque móvil, el aumento de la eficiencia energética y la disminución de la generación de electricidad a partir de crudo en aquellos países que aún lo utilizan en gran medida. Estos elementos contrarrestarían el aumento de la demanda en regiones como Asia emergente, así como en sectores clave como la aviación y la petroquímica.
La demanda mundial de petróleo se estima en alrededor de 105,4 millones de barriles diarios para finales de la década, lo que representa un ligero incremento respecto a los niveles actuales. Por otro lado, la producción de crudo alcanzaría los 113,8 millones de barriles diarios, impulsada principalmente por países fuera de la OPEP, con Estados Unidos y otros grandes productores americanos a la cabeza de este aumento.
El saldo neto de esta situación sería un “asombroso” superávit de ocho millones de barriles diarios, según los expertos de la AIE. Este excedente podría tener repercusiones significativas tanto en los mercados petroleros como en la industria del fracking en Estados Unidos. Ante este panorama, el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, advierte que las empresas petroleras y los países productores deben estar preparados para los cambios que se avecinan.
Se espera que la caída en la demanda de petróleo sea especialmente notable en los países desarrollados, con una reducción de alrededor de tres millones de barriles diarios para el año 2030. Este descenso sería el más significativo desde 1991, durante la guerra del Golfo. El centro de consumo de petróleo se desplazaría hacia el este del canal de Suez, con un aumento en el trasiego de crudo entre Oriente Próximo y Asia.
La capacidad de refinación de crudo para convertirlo en combustibles también se vería afectada por este exceso de oferta, con un aumento previsto de apenas 3,3 millones de barriles diarios, lo que podría ser suficiente para cubrir toda la demanda. Este panorama llevaría a un menor ritmo de refinación en Asia a partir de 2027 y posiblemente al cierre de algunas refinerías hacia el final de la década. En este contexto, la producción de biocombustibles y derivados del gas natural jugaría un papel clave en la transición hacia fuentes de energía más sostenibles.
En resumen, el informe de la AIE pone de manifiesto los desafíos que enfrenta la industria petrolera en un contexto de cambio hacia formas de energía más limpias y sostenibles. La sobreoferta de petróleo proyectada para 2030 plantea importantes retos para los países productores, las empresas del sector y la economía global en su conjunto, que deberán adaptarse a esta nueva realidad energética en los próximos años.
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