Los repartidores en bicicleta de León: una tradición que se mantiene viva en la era digital

Los repartidores en bicicleta de León: una tradición que se mantiene viva en la era digital

En León, Guanajuato, el oficio de repartidor ha evolucionado con la llegada de plataformas digitales como Uber Eats o Didi. Aunque estas aplicaciones han transformado el servicio de entrega, los repartidores en bicicleta tradicionales demuestran que su labor sigue siendo necesaria y valorada. Responsables de llevar alimentos, medicamentos y otros productos, estos repartidores se ganan la lealtad de sus clientes a lo largo de los años. A diferencia de las plataformas digitales, ofrecen una amplia gama de productos y permiten que los compradores decidan el monto a pagar. Con clientes principalmente adultos mayores, estos repartidores son esenciales en colonias como el Barrio de Santiago. Aunque la competencia es fuerte, los repartidores tradicionales persisten gracias al consumo local. En el Mercado República de León, varios repartidores, incluyendo a Hugo, continúan satisfaciendo las necesidades de la comunidad y disfrutan de la libertad de su trabajo en bicicleta.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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En León, Guanajuato, el oficio de repartidor ha tomado un nuevo rumbo con la llegada de plataformas digitales como Uber Eats o Didi. Sin embargo, mucho antes de esto, ya existían personas que se dedicaban a hacer "mandados" en bicicleta. Hugo, un repartidor con 14 años de experiencia, comparte su historia en este trabajo callejero. Los repartidores en bicicleta de León son responsables de entregar alimentos, despensa, medicamentos, ropa y otros productos. A pesar de la competencia de las plataformas digitales, estos repartidores demuestran que su oficio sigue siendo necesario y vigente. Son leales a sus clientes, ganándose su confianza a lo largo de los años. Además de su salario, reciben propinas, lo cual impulsa su economía y la de sus familias. En su mayoría, los principales clientes de los repartidores son adultos mayores. En el Barrio de Santiago, una colonia antigua donde la mayoría de los habitantes tienen más de 50 años, los repartidores son muy solicitados. Incluso, son recomendados por las mismas familias que confían en la calidad de su servicio. A diferencia de las plataformas digitales, los repartidores tradicionales ofrecen un amplio catálogo de productos, no solo comida. Además, ellos no establecen una tarifa fija, sino que dejan al comprador decidir cuánto pagar según su atención y servicio. A pesar de la competencia, Hugo está seguro de que los repartidores tradicionales no desaparecerán del mercado debido al fuerte consumo de productos de los mercados locales. En el Mercado República de León, además de Hugo, hay al menos otros tres repartidores que reflejan la persistencia de la economía y consumo local en la ciudad. Cada uno tiene sus propias anécdotas, como el caso de Hugo siendo solicitado para comprar ropa de mujer en medio de su trabajo. A pesar de las situaciones inusuales, Hugo disfruta de su trabajo, salir a la calle, conocer gente y recibir propinas. No se siente atrapado en una rutina, sino que tiene la libertad de recorrer los alrededores en su bicicleta y cumplir con sus "mandados".
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