Los banqueros centrales caminan por una cuerda floja: la confianza en controlar la inflación crece, pero las incertidumbres se ciernen en el horizonte.

Los banqueros centrales caminan por una cuerda floja: la confianza en controlar la inflación crece, pero las incertidumbres se ciernen en el horizonte.

Los gobernadores de los bancos centrales de la zona euro se reunieron en Atenas y acordaron por unanimidad detener el aumento de las tasas de interés, marcando un cambio después de 15 meses de incrementos. La decisión se produce cuando la inflación en el área de la moneda única ha disminuido significativamente. La inesperada unidad entre los encargados de fijar las tasas ha generado optimismo entre los inversores del mercado de bonos, quienes creen que las principales economías están cerca de superar el aumento inflacionario. Sin embargo, los propios banqueros centrales se muestran cautelosos e inciertos sobre el futuro. Aunque insisten en que aún son posibles nuevos aumentos de tasas, dudan debido a preocupaciones sobre la disminución de los rendimientos y el aflojamiento de las condiciones financieras, así como por la incertidumbre que rodea los datos recientes y los posibles impactos geopolíticos.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Los gobernadores de los bancos centrales de la Eurozona se reunieron recientemente en Atenas y acordaron por unanimidad detener el aumento de las tasas de interés, marcando un punto de inflexión después de 15 meses de incrementos. La decisión se produjo después de una importante caída en la inflación en la zona de la moneda única. La inesperada armonía entre los encargados de fijar las tasas ha generado optimismo entre los inversores del mercado de bonos, quienes creen que las principales economías están cerca de superar la oleada inflacionaria. Sin embargo, los propios banqueros centrales se muestran cautelosos e inciertos sobre el futuro. Si bien el Banco Central Europeo, la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco de Canadá y el Banco de Inglaterra han optado por mantener sin cambios sus políticas, insisten en que aún es posible que se produzcan más incrementos de tasas. Esta reticencia se debe al deseo de evitar que los inversores reduzcan los rendimientos y aflojen las condiciones financieras, así como a la incertidumbre respecto a los datos recientes y al potencial de shocks geopolíticos. La cautela mostrada por los bancos centrales es comprensible, dada su previa incapacidad para predecir con precisión la inflación. Hace dos años, los bancos centrales tardaron en reconocer el brote inflacionario, que amenazaba con separar las expectativas de inflación de sus objetivos del 2%. Las posteriores subidas de tasas tenían como objetivo frenar la inflación, pero ahora los bancos centrales se encuentran en un "punto de inflexión" con mínima confianza en las perspectivas. A pesar de los indicios de desaceleración de la inflación, el camino a seguir sigue siendo incierto y los bancos centrales son reacios a declarar la victoria prematuramente. En la Eurozona, el argumento a favor de más incrementos de tasas es más débil que en Estados Unidos, ya que la economía se contrajo en el tercer trimestre y la inflación cayó por debajo del 3% por primera vez en más de dos años. Si bien los economistas esperan que el Banco Central Europeo espere pruebas claras de una inflación moderada antes de recortar las tasas, las discusiones ahora se centran en cuándo se producirá el primer recorte de tasas. El Banco de Inglaterra enfrenta una situación más desafiante, con pronósticos de crecimiento revisados a la baja y una inflación por encima del objetivo. Si bien el banco central puede reservarse el derecho de volver a subir las tasas si es necesario, muchos inversores ven otra subida como muy improbable dada la débil economía y el enfriamiento del mercado laboral. Si bien existe optimismo de que la inflación está siendo controlada, los efectos relacionados con la pandemia que se desvanecen y la tendencia subyacente en la inflación siguen siendo incertidumbres. El entorno geopolítico volátil y el potencial de nuevos shocks en la oferta podrían complicar las perspectivas de inflación. Los banqueros centrales reconocen la dificultad de hacer pronósticos y se mantienen humildes respecto a su capacidad para predecir el futuro.
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