
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Economía y Finanzas 24.03.2024
La aparición de la tecnología deepfake ha generado serias preocupaciones sobre el potencial de desinformación y manipulación en diversos aspectos de la sociedad. Si bien se ha prestado mucha atención a cómo los deepfakes alteran el discurso político, hay un problema profundamente preocupante y prevalente que ha sido pasado por alto: la degradación en línea de mujeres y niñas a través de videos y fotos deepfake con contenido sexual.
Un estudio reciente reveló una tendencia alarmante: el 98 por ciento de los videos deepfake encontrados en línea eran de naturaleza pornográfica, y un impactante 99 por ciento de los afectados eran mujeres y niñas. Estas imágenes y videos falsos de desnudos no se limitan solo a celebridades como Taylor Swift; también afectan a personas desconocidas, incluidas niñas menores de edad, que están siendo explotadas y humilladas sin su consentimiento.
La comercialización de estos materiales degradantes añade una capa adicional de horror a esta situación ya de por sí reprobable. Las empresas obtienen beneficios al vender publicidad y suscripciones premium para sitios web que alojan videos sexuales falsos de celebridades femeninas, influencers e incluso figuras políticas. Los motores de búsqueda como Google dirigen tráfico a estos videos explícitos, perpetuando la victimización de estas mujeres y niñas con escasas o nulas posibilidades de buscar justicia.
Un caso particularmente desgarrador es el de Francesca Mani, una estudiante de secundaria de 14 años de Nueva Jersey, que se encontró en el centro de este abuso digital. Un día la llamaron a la oficina de la escuela donde le informaron que compañeros varones habían utilizado un programa de "nudificación" para crear imágenes falsas de desnudos de ella y varias otras chicas. El impacto emocional en Francesca y sus compañeras fue evidente mientras navegaban por la humillación y la violación impuestas por estos actos maliciosos.
Ante circunstancias tan angustiantes, es esencial que la sociedad tome medidas y enfrente la naturaleza insidiosa de la tecnología deepfake cuando se utiliza para degradar y explotar a mujeres y niñas. El trauma infligido por estas violaciones digitales puede tener efectos duraderos en la salud mental y el bienestar de las víctimas, por lo que es crucial que prioricemos su protección y busquemos vías de rendición de cuentas para quienes perpetran tales actos atroces.
A medida que luchamos con las implicaciones éticas y sociales de la tecnología deepfake, no debemos cerrar los ojos ante el daño sistemático que se inflige a mujeres y niñas en el ámbito en línea. Nos corresponde abogar por regulaciones más estrictas, aumentar la conciencia y brindar apoyo a las víctimas para combatir la cultura generalizada de explotación y degradación perpetuada por el contenido deepfake.
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