Putin convierte boicot occidental en oportunidad económica para Rusia

Putin convierte boicot occidental en oportunidad económica para Rusia

El presidente ruso Vladimir Putin ha sabido sacar provecho del boicot impuesto por Occidente convirtiéndolo en una bendición económica para su gobierno y élites. A pesar de la intención de asfixiar la economía rusa, Putin ha logrado obligar a las empresas occidentales a vender sus activos a precios bajos y limitar la venta solo a compradores aprobados por el Kremlin. Además, ha impuesto altos gravámenes a estas salidas, generando ingresos adicionales para el país. Esto ha llevado a una transferencia masiva de riqueza dentro de Rusia, con sectores estratégicos en manos de jugadores rusos e incluso el Estado. Aunque la guerra y el aislamiento occidental continúan, el consumismo en Rusia no ha disminuido, creando una sensación de normalidad. Sin embargo, algunos funcionarios admiten que la falta de competencia y disminución de la inversión extranjera afectarán a largo plazo a los ciudadanos rusos. El proceso de salida de empresas occidentales ha estado marcado por intimidación y fuerza, con el gobierno ruso apoderándose de activos y exigiendo su venta o estatización. En resumen, Putin ha convertido el boicot occidental en una oportunidad para enriquecer a su gobierno

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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El presidente ruso Vladimir Putin ha logrado convertir el boicot de Occidente en una bendición económica para su gobierno y élites. Ante el llamado del presidente ucraniano Volodimir Zelensky a las empresas occidentales para que abandonen Rusia, cientos de compañías respondieron con la intención de asfixiar la economía rusa. Sin embargo, Putin ha aprovechado esta situación obligando a las empresas a vender sus activos a precios bajos y limitando la venta solo a compradores aprobados por el Kremlin. Además, ha impuesto altos gravámenes a estas salidas, generando ingresos adicionales para el país. Esto ha llevado a una transferencia masiva de riqueza dentro de Rusia, con sectores como la industria de ascensores, neumáticos y recubrimientos industriales en manos de jugadores rusos y en algunos casos, el propio Estado. A pesar de la guerra y el aislamiento occidental, el consumismo en Rusia no ha disminuido y ha dado la sensación de normalidad. Mientras que algunas empresas extranjeras han decidido quedarse en el país, otras han sido vendidas a precios bajos y han tenido que adaptarse al mercado ruso. Aunque Putin ha logrado consolidar su apoyo y mitigar el aislamiento occidental, algunos altos funcionarios rusos admiten que la falta de competencia y la disminución de la inversión extranjera perjudicarán a los ciudadanos rusos a largo plazo. El proceso de salida de las empresas occidentales también ha estado marcado por intimidación y fuerza, con el gobierno ruso apoderándose de los activos de empresas como Carlsberg y exigiendo su venta o estatización. En resumen, Putin ha logrado convertir el boicot occidental en una oportunidad para enriquecer a su gobierno y élites, mientras mantiene la sensación de normalidad en Rusia.
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