
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




La reciente implementación de modificaciones al reglamento de tarjetas de crédito y débito por parte de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) ha generado un intenso debate sobre el futuro del crédito en el país. Estas nuevas disposiciones, que buscan establecer un control más riguroso sobre la elevación de las líneas de crédito, parecen marcar el fin del acceso fácil y automático a mayores montos de financiamiento que, en años anteriores, se convertían en una práctica común entre las entidades bancarias.
Una de las principales novedades de esta normativa es que ahora los contratos de las tarjetas de crédito deberán incluir, de manera clara, las condiciones bajo las cuales se puede modificar la línea de crédito, ya sea para aumentarla o reducirla. Esto implica que los bancos están obligados a detallar los mecanismos que requerirán el consentimiento previo del usuario antes de proceder con cualquier aumento, una medida que refleja un enfoque más centrado en la protección del consumidor.
Históricamente, el incremento automático de las líneas de crédito se consideraba un valor añadido para los tarjetahabientes, quienes veían en ello una señal de confianza por parte de su entidad financiera. Sin embargo, las consecuencias de esta práctica comenzaron a hacerse evidentes tras la pandemia, cuando se registró un incremento significativo en la morosidad, lo que llevó a los expertos a cuestionar la sostenibilidad de tales políticas.
Víctor Blas, gerente de la división de estrategia y finanzas de Financiera Confianza, argumenta que esta modalidad de elevación automática exponía a los usuarios a un riesgo mucho mayor de caer en el sobrendeudamiento. Antes, era común que las entidades duplicaran la línea de crédito de un cliente tras un año de uso, sin considerar su capacidad de pago real. Esto generó un escenario preocupante, donde muchos se encontraron atrapados en un ciclo de deuda difícil de manejar.
Luis Miguel Garrido, asociado senior de Rubio Leguía Normand, señala que la SBS busca ahora que los incrementos de líneas de crédito sean más predecibles y transparentes, lo que, a su juicio, beneficiará a los usuarios. Este enfoque refleja un cambio de paradigma, donde el cliente tiene mayor control sobre su situación crediticia y puede tomar decisiones informadas sobre su capacidad de pago.
Además, se ha destacado la importancia de que los usuarios comprendan que un incremento en su línea de crédito no siempre es sinónimo de mejora en su situación financiera. A menudo, los clientes gestionan sus gastos en función de límites establecidos, y un aumento unilateral por parte de los bancos podría llevarlos a realizar gastos innecesarios, comprometiendo su estabilidad económica.
La SBS, al adoptar estas nuevas medidas, también busca mitigar riesgos asociados con la seguridad de los datos de los tarjetahabientes. Con el aumento de fraudes y robos de identidad, otorgar líneas de crédito más altas sin el consentimiento del usuario puede dejarlo vulnerable a situaciones de riesgo que, a la larga, perjudican no solo al individuo, sino también al sistema financiero en su conjunto.
Otro punto importante a considerar es la cultura financiera de la población. A pesar de la creciente utilización de tarjetas de crédito, aún existe un desconocimiento generalizado sobre la diferencia entre el costo de un préstamo convencional y el de una línea de crédito revolving, que suele ser considerablemente más caro. Esta falta de conocimiento puede llevar a decisiones financieras poco acertadas y a una gestión inadecuada del crédito.
Con el nuevo marco regulatorio, muchos tarjetahabientes tendrán la posibilidad de rechazar aumentos en sus líneas de crédito o incluso solicitar reducciones, lo que representa un cambio significativo en la relación entre los bancos y sus clientes. Este enfoque promueve una mayor responsabilidad y un uso más consciente de las herramientas financieras disponibles.
En conclusión, la reciente normativa de la SBS representa un paso hacia un sistema financiero más equitativo y responsable. Al proporcionar a los usuarios más control sobre sus líneas de crédito, se espera que se fomente una cultura de manejo adecuado del dinero, lo que podría traducirse en una reducción de la morosidad y un fortalecimiento del bienestar financiero de la población. Aunque el camino hacia un uso prudente del crédito puede ser largo, estos cambios son un primer paso significativo en la dirección correcta.
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