
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció el miércoles una ambiciosa ofensiva comercial con el objetivo de sustituir las exportaciones de su país hacia Estados Unidos, las cuales han sido gravemente afectadas por los aranceles del 50% impuestos durante la administración de Donald Trump. Durante una ceremonia en el Palacio de Planalto, Lula presentó un paquete de ayuda destinado a los exportadores brasileños que enfrentan dificultades debido a estas medidas arancelarias.
“Si Estados Unidos no nos quiere comprar, les vendemos a otros”, declaró Lula, subrayando su determinación de no depender del mercado estadounidense. En su afán por diversificar las relaciones comerciales de Brasil, el mandatario indicó que ya ha mantenido conversaciones con países como India, China y Sudáfrica, y planea extender su iniciativa a naciones europeas como Francia y Alemania.
Lula también mencionó que está organizando una videoconferencia con los miembros del foro BRICS para discutir estrategias que permitan mejorar las relaciones entre los países afectados por las tarifas impuestas por Trump. Esta colaboración podría abrir nuevas oportunidades comerciales y fortalecer la posición de Brasil en el contexto global, buscando así alternativas viables que contrarresten la dependencia de un solo mercado.
El presidente brasileño rechazó enfáticamente los argumentos de Trump que justifican los aranceles, aludiendo a un juicio en curso contra el expresidente Jair Bolsonaro por presunta conspiración contra la democracia. Lula enfatizó que Brasil está llevando a cabo el debido proceso judicial de manera democrática. “No aceptamos cualquier excusa de que no respetamos los derechos humanos”, afirmó, defendiendo la integridad del sistema judicial brasileño.
Durante su discurso, Lula comparó la situación con eventos en Estados Unidos, sugiriendo que si el ataque al Capitolio ocurrido en enero de 2022 hubiera sucedido en Brasil, Trump habría enfrentado consecuencias legales similares. Esta analogía busca demostrar que los problemas políticos no justifican acciones económicas punitivas.
El mandatario brasileño insistió en que su gobierno continuará dialogando con Estados Unidos desde una perspectiva estrictamente comercial, ya que no desea poner en riesgo unas relaciones bilaterales que tienen más de dos siglos de historia. Sin embargo, dejó claro que la “soberanía no se negocia”, mostrando así su firme postura ante la presión de las políticas estadounidenses.
A pesar de su disposición al diálogo, Lula expresó su escepticismo sobre la posibilidad de una solución rápida, sugiriendo que “el problema de Estados Unidos no es comercial. Es político”. Esta declaración pone de relieve la complejidad de las relaciones internacionales y la influencia que la política interna de Estados Unidos puede tener en sus decisiones comerciales.
El impacto de los aranceles en la economía brasileña es significativo, afectando al 35% de las exportaciones del país. Según datos recientes, en 2024, el 12% de los envíos de Brasil, que equivale a aproximadamente 40.300 millones de dólares, estaba destinado al mercado estadounidense, mientras que las importaciones desde ese país alcanzaron los 40.500 millones de dólares. Estas cifras ilustran la importancia del comercio bilateral y la necesidad de Brasil de buscar alternativas efectivas.
Con su ofensiva comercial, Lula busca no solo mitigar el impacto de los aranceles, sino también promover un marco más equitativo y multilateral en el comercio global. “Lo que ellos quieren (por Estados Unidos) es destruir esa cosa llamada multilateralismo”, afirmó Lula, haciendo hincapié en la importancia de mantener un comercio equilibrado y relaciones armónicas en el ámbito internacional.
Así, Brasil se embarca en una nueva etapa de su política comercial, buscando diversificar sus mercados y fortalecer su economía frente a las adversidades. La estrategia de Lula podría no solo aliviar el impacto inmediato de las sanciones, sino también sentar las bases para un futuro económico más resiliente y sostenible, en el que la nación sudamericana busque nuevas alianzas y oportunidades en un mundo cada vez más interconectado.
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