
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




El cuidado de la alimentación es un pilar esencial para mantener una buena salud general, y el cerebro, como uno de los órganos más complejos y vitales del cuerpo, no escapa a esta regla. La neurocientífica Lisa Mosconi, directora de la Iniciativa Weill Cornell Women’s Brain y autora del libro "Brain Food: The Surprising Science of Eating for Cognitive Power", subraya la importancia de la dieta en el funcionamiento cerebral. Este órgano depende de los nutrientes que recibe, lo que significa que una alimentación adecuada puede tener un impacto significativo en la salud cognitiva.
Durante la infancia, el cerebro experimenta un crecimiento acelerado, produciendo neuronas a un ritmo vertiginoso. Por ello, la ingesta de alimentos ricos en nutrientes específicos se vuelve crucial para el desarrollo adecuado y la salud cognitiva a largo plazo. Un estudio mencionado en National Geographic ha identificado 45 nutrientes esenciales para la salud cerebral, que incluyen proteínas, minerales como el zinc y el hierro, y ácidos grasos omega-3, entre otros.
Las bayas, como arándanos y frambuesas, se destacan como un alimento excepcional para el cerebro. Estas pequeñas frutas son ricas en vitamina C, un antioxidante que protege las células cerebrales de los radicales libres. Además, su consumo ha demostrado tener efectos positivos en la memoria y el aprendizaje, especialmente en adultos mayores. Investigaciones han indicado que el jugo de arándano, consumido diariamente, puede mejorar la memoria verbal y reducir síntomas depresivos, gracias a los compuestos antioxidantes presentes en estas frutas.
Otro alimento que merece atención son las ciruelas, tanto frescas como secas. Estas frutas contienen triptófano, un aminoácido esencial que se convierte en serotonina, el neurotransmisor que regula el estado de ánimo y favorece el sueño. Mantener un suministro constante de triptófano en la alimentación puede ser fundamental para mejorar la calidad del descanso y la estabilidad emocional. Estudios han vinculado su consumo con efectos neuromoduladores y antioxidantes, lo que las convierte en un aliado importante para el bienestar cerebral.
Los boniatos, a menudo subestimados, son una excelente fuente de vitamina A, que juega un papel crucial en el desarrollo del sistema nervioso. Esto es especialmente relevante en la infancia, donde una deficiencia de esta vitamina puede tener consecuencias negativas. Investigaciones han demostrado que la ingesta de betacaroteno, precursor de la vitamina A, está asociada con mejoras en el desarrollo motor y del lenguaje en niños en edad preescolar, lo que destaca la importancia de incluir boniatos en su dieta.
El pescado también se erige como un alimento fundamental para la salud cerebral, siendo una fuente rica en ácidos grasos omega-3, especialmente el DHA (ácido docosahexaenoico). Este componente es vital para la formación de células nerviosas y el desarrollo cognitivo. Estudio tras estudio, se ha observado que el consumo regular de pescado graso se asocia con un mayor volumen cortical en áreas del cerebro relacionadas con la atención y la memoria de trabajo, así como con un mejor desempeño en pruebas de coeficiente intelectual.
Para incorporar estos alimentos en la dieta diaria, la creatividad en la cocina es clave. Las bayas pueden ser añadidas a yogures o batidos; las ciruelas pueden disfrutarse solas o en ensaladas; los boniatos pueden ser asados, puré o fritos; y el pescado puede prepararse en una variedad de recetas que lo hagan atractivo para los más pequeños. La presentación y el sabor son cruciales para fomentar hábitos saludables desde una edad temprana.
La pediatra Claire McCarthy del Hospital Infantil de Boston enfatiza que la clave para que los niños adopten una alimentación saludable radica en la exposición temprana a estos alimentos. "Si lo único que han conocido son comidas sanas, es menos probable que se resistan a ellas", afirma. Por tanto, es fundamental que los adultos lideren con el ejemplo, incorporando estos alimentos en sus propias dietas y experimentando con diversas preparaciones para que los niños vean, prueben y eventualmente deseen adoptar esos hábitos.
En conclusión, la salud cerebral es un aspecto integral que no debe ser pasado por alto en el cuidado de la alimentación. Incorporar alimentos como bayas, ciruelas, boniatos y pescado en la dieta diaria no solo puede mejorar la salud cognitiva, sino también el bienestar emocional y físico en general. Un enfoque consciente hacia la alimentación puede ser la clave para un futuro más saludable y brillante tanto para los niños como para los adultos.
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