Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La reciente decisión de las aseguradoras de no participar en el concierto de Muface ha dejado en un estado de incertidumbre a 1,5 millones de usuarios, que dependen de este sistema para su atención sanitaria. La situación se ha vuelto crítica tras la falta de acuerdo entre el Ministerio de Función Pública y las compañías aseguradoras, que han manifestado su descontento con las condiciones propuestas para continuar ofreciendo sus servicios. Estas circunstancias no solo afectan a los mutualistas, sino que también plantean serios desafíos al Gobierno en términos de gestión y respuesta ante una crisis sanitaria inminente. El Ministerio de Función Pública ha tratado de calmar los ánimos con un comunicado en el que se asegura que la atención sanitaria para los mutualistas de Muface, así como para sus familiares, continuará sin cambios inmediatos. Sin embargo, la promesa de mantener las mismas prestaciones no oculta las preocupaciones sobre la sostenibilidad del sistema y la calidad del servicio en el futuro. La incertidumbre persiste mientras los mutualistas esperan que se clarifiquen las medidas a adoptar tras la finalización del concierto. Las aseguradoras, entre ellas Asisa, Adeslas y DKV, han argumentado que el modelo actual es insostenible. Muface, que ya ha sido objeto de pérdidas millonarias en los últimos años, ha visto cómo las condiciones de licitación propuestas por el Gobierno no cumplen con las expectativas planteadas. Tras solicitar un incremento del 40% en las primas, las aseguradoras solo han recibido una oferta inicial de aumento del 14%, que más tarde se elevó al 17%. Este desajuste ha llevado a las compañías a tomar la drástica decisión de abandonar el concierto, dejando en la cuerda floja a millones de usuarios. El impacto de esta decisión no solo se siente en el ámbito de la salud, sino que también ha desatado una cascada de protestas y críticas por parte de los sindicatos. El CSIF, que representa a una gran parte de los funcionarios, ha señalado que la renuncia de las aseguradoras pone en peligro la atención sanitaria de los empleados públicos. La organización ha exigido al Gobierno una reunión urgente para garantizar la continuidad del modelo, advirtiendo que se realizarán las acciones necesarias para que se mantenga el sistema actual. La postura de Asisa es clara: la compañía ha decidido continuar su labor únicamente con los funcionarios del Ejército (Isfas) y del sistema de Justicia (Mugeju), argumentando que las condiciones de licitación para Muface son insuficientes. La empresa ha instado a la Administración a replantear las condiciones de la licitación y a buscar alternativas que permitan mantener un servicio de calidad, que ha sido un pilar del sistema de mutualismo administrativo en España. Adeslas, por su parte, ha manifestado su intención de participar en los conciertos de Mugeju e Isfas, reafirmando su compromiso con el sistema de mutualismo. Sin embargo, su decisión no incluye a Muface, lo que pone aún más en evidencia la crisis que enfrenta este sistema de salud. La compañía ha hecho hincapié en los beneficios que el mutualismo aporta a los funcionarios y sus familias, así como al sistema sanitario en su conjunto. En un giro aún más drástico, DKV ha optado por no presentarse ni a Muface ni a Mugeju, aduciendo que el modelo está infrafinanciado. La aseguradora ha anunciado que, dados los niveles de pérdidas que ha enfrentado en años anteriores, no puede comprometerse a continuar en el sistema sin una revisión significativa de las condiciones. DKV ha asegurado que mantendrá cobertura para los pacientes en tratamiento durante el periodo de transición, pero su decisión resalta la gravedad de la situación en la que se encuentra el sistema. Con la presión aumentando, el Gobierno se enfrenta a la necesidad de actuar. La incertidumbre sobre la atención sanitaria de 1,5 millones de usuarios plantea serios interrogantes sobre la capacidad de la Administración para gestionar la crisis. El mantenimiento del modelo de Muface se ha convertido en un reto urgente que exige respuestas claras y acciones concretas para evitar que la situación se agrave. A medida que se desarrollan los acontecimientos, queda por ver qué medidas tomará el Gobierno para abordar este desafío. La presión de los sindicatos y la creciente preocupación entre los mutualistas podrían forzar a la Administración a reconsiderar su enfoque y a buscar soluciones que aseguren la viabilidad del sistema. En un momento en que la salud pública es más crucial que nunca, la capacidad del Gobierno para garantizar servicios de calidad será puesta a prueba.