
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Evelyn Pineda Concepción ha vuelto a hacer un llamado desesperado a la conciencia pública. En su más reciente denuncia, la madre de un niño de nueve años que vive con VIH ha puesto de manifiesto la trágica realidad del sistema de salud cubano, el cual considera que ha abandonado definitivamente a su hijo. Su situación es emblemática de un colapso más amplio que afecta a miles de cubanos que luchan por obtener la atención médica que necesitan. El pequeño William Echevarría Pineda, que no solo enfrenta el desafío del VIH, sino también una serie de condiciones graves, como displasia cerebral y tuberculosis pulmonar, no ha recibido atención médica en los últimos nueve meses. Según la denuncia de su madre, el sistema de salud le ha negado el transporte necesario para llevarlo a consultas médicas en centros especializados. “Me dicen que me lo lleve yo por mis medios. ¿Cómo voy a hacerlo si no camina y no tengo recursos?”, se pregunta Evelyn, con lágrimas en los ojos. La historia de William comenzó con un parto traumático en el que, como ha denunciado su madre, el pequeño fue contagiado con VIH debido a una cesárea mal practicada. En lugar de recibir el apoyo que necesitaba, la familia fue víctima de una serie de negligencias y encubrimientos que no han hecho más que aumentar su sufrimiento. La falta de respuestas y la indiferencia de las autoridades han llevado a Evelyn a manifestar su desespero de maneras contundentes, incluso amenazando con tirarse a la calle junto a su hijo para llamar la atención sobre su caso. El contexto en el que se encuentra esta familia es sombrío. En 2024, Evelyn intentó suicidarse, abrumada por la desesperación y la falta de apoyo para su hijo. “No puedo más. Yo sola tengo que buscarle comida, medicamentos, atención médica... y nada funciona”, declaró en un momento de profunda vulnerabilidad. Su historia revela no solo la lucha por la salud de su hijo, sino el deterioro emocional y social que enfrentan muchas madres en situaciones similares en Cuba. El sistema de salud cubano, que a menudo es alabado por su cobertura universal, se encuentra en el ojo del huracán. Casos como el de William y el reciente escándalo del niño Geobel Damir Ortiz, que necesitaba urgentemente tratamiento en el extranjero, han generado un clima de indignación y escepticismo. La propaganda oficial intenta minimizar las críticas, pero la realidad es cada vez más difícil de ignorar. La falta de insumos, la escasez de medicamentos y la ineficiencia de los servicios médicos son problemas que afectan a la población en general. Evelyn no es solo una madre desesperada; es una activista que lucha por una causa mayor. Su denuncia se enmarca en un patrón de desatención hacia personas con VIH y otras condiciones graves. En 2023, también sufrió la negativa de una cirugía urgente que necesitaba. Esta serie de eventos resalta no solo su lucha personal, sino una crisis sistémica que afecta a muchos, especialmente a aquellos que no encajan en las estadísticas que el régimen se esfuerza por presentar. La situación de William y otros niños en condiciones similares es alarmante. “Hay varios niños que se están muriendo porque no los atienden”, afirma Evelyn, y su voz resuena como un llamado urgente a la acción. En Cuba, la escasez de medicamentos y la falta de atención adecuada se han convertido en un tema de conversación recurrente, pero las soluciones parecen estar siempre fuera de alcance. Además, la falta de recursos y la burocracia ineficiente se convierten en un muro insuperable para muchas familias. Evelyn ha solicitado ayuda internacional en varias ocasiones, incluso gestionando una visa humanitaria para su hijo, pero hasta ahora no ha encontrado respuesta. La desesperanza se mezcla con la rabia y la frustración, creando un caldo de cultivo para el descontento social. Mientras tanto, el régimen continúa insistiendo en la narrativa de un sistema de salud "gratuito y universal", ignorando la realidad que viven aquellos que no son parte de su propaganda oficial. La historia de William es solo una de las muchas que exponen la cruda verdad detrás de un sistema que, en lugar de brindar apoyo a sus ciudadanos, parece dejarlos en el abandono. La lucha de Evelyn Pineda Concepción es un recordatorio desgarrador de la necesidad imperiosa de cambios en el sistema de salud cubano. A medida que su historia se difunde, el eco de sus palabras resuena en los corazones de muchos, desafiando a la sociedad cubana a no mirar hacia otro lado ante el sufrimiento de sus ciudadanos más vulnerables. Mientras las autoridades se aferran a los discursos oficiales, la vida de los cubanos sigue en juego, y el futuro de William y de tantos otros está en la balanza.