
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




En las últimas semanas, un rumor alarmante ha circulado en las redes sociales, señalando una supuesta epidemia de VIH en varios países de América Latina, incluyendo Perú. Este tipo de información, aunque viral, no solo carece de base científica, sino que también ha sido categóricamente desmentida por expertos de la salud y organismos internacionales. El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (UNAIDS) ha subrayado que no existe una emergencia sanitaria declarada y que la preocupación debe enfocarse en la prevención y el financiamiento adecuado de programas de tratamiento y diagnóstico. En Perú, el Ministerio de Salud, a través del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades, ha proporcionado datos actualizados hasta febrero de 2025, los cuales indican que durante el año 2024 se notificaron 8,053 nuevos casos de VIH. Esta cifra se alinea perfectamente con el promedio anual de los últimos cinco años, lo que sugiere que no estamos presenciando un aumento descontrolado, sino una tendencia sostenida que está íntimamente ligada a la mejora en la detección y el crecimiento de la población. El Dr. Óscar Malpartida Tabuchi, especialista en enfermedades infecciosas, ha enfatizado que el VIH en Perú no se encuentra en un estado epidémico. Explicó que los números recientes son parte de una progresión esperada en el diagnóstico de una enfermedad crónica, donde el acceso a la atención médica ha mejorado notablemente. En comparación con años anteriores, los nuevos casos han mostrado un aumento moderado, pasando de 6,900 en 2021 a 8,000 en 2024, lo que no representa un crecimiento alarmante sino un patrón estable. Es fundamental entender la terminología utilizada en el ámbito de la salud pública. Malpartida destacó que los conceptos de brote y epidemia tienen definiciones precisas y no se pueden utilizar de manera indiscriminada. Hasta el momento, ni el MINSA ni la Dirección General de Epidemiología han emitido alertas sobre un brote de VIH en el país, lo que refuerza la idea de que no estamos ante un escenario crítico. Los datos también revelan que el 77.3% de los nuevos casos en 2024 corresponden a hombres, con un grupo etario más afectado comprendido entre los 20 y 29 años. La razón entre hombres y mujeres en este contexto ha disminuido a 3.4, lo que podría indicar un cambio en el perfil epidemiológico de la enfermedad. Esta tendencia muestra un leve avance hacia la diversificación de los grupos afectados, lo que es un punto positivo en términos de salud pública. El VIH ha estado históricamente concentrado en ciertos grupos de riesgo, entre los que se encuentran hombres que tienen sexo con hombres, personas con múltiples parejas sexuales sin protección y trabajadores sexuales. La transmisión sexual continúa siendo la vía más común, mientras que otros métodos, como las transfusiones, son poco frecuentes en el país. Este contexto resalta la importancia de mantener un enfoque en la educación y la prevención entre estos grupos vulnerables. Uno de los factores que ha influido en el aumento de los casos detectados es la ampliación del acceso a pruebas de diagnóstico. Actualmente, estas pruebas están disponibles en todos los niveles de atención, tanto en el sistema público como en el privado. Desde pruebas rápidas autoadministradas hasta análisis de alta precisión en laboratorios, más personas tienen la oportunidad de conocer su estado serológico a tiempo. Este avance es positivo, ya que permite una mejor respuesta ante la enfermedad. Además, el fenómeno de la migración también juega un papel importante en las estadísticas del VIH. Muchas personas migrantes que llegan a Perú ya están diagnosticadas, lo que se refleja en las cifras nacionales. A esto se suma el impacto de los tratamientos antirretrovirales, que han mejorado la calidad de vida de las personas viviendo con VIH y han incrementado su esperanza de vida, contribuyendo a un aumento en el número total de casos sin que necesariamente indique un incremento en la transmisión. La conclusión del Dr. Malpartida es clara: con el tratamiento adecuado, una persona con VIH puede tener una expectativa de vida comparable a la de una persona sin la infección. Además, los pacientes en tratamiento que logran una carga viral indetectable no transmiten el virus. Por lo tanto, el enfoque debe centrarse en la prevención, el diagnóstico temprano y el acceso efectivo al tratamiento. Frente a la alarma infundada en redes sociales, los expertos instan a la población a buscar información de fuentes confiables y oficiales. Aunque el VIH sigue siendo un asunto de salud relevante, la percepción de una crisis puede resultar más perjudicial que la propia enfermedad. La desinformación puede generar miedo y estigmatización, lo que complica aún más los esfuerzos en la lucha contra el virus. Por ello, es crucial seguir promoviendo la educación y el acceso a servicios de salud, priorizando la prevención y la atención oportuna.
La Confesión De Chabal Resalta El Peligro De Las Conmociones En El Deporte Moderno

El Pádel Avanza Hacia La Profesionalización Con Controles Antidopaje Rigurosos

Trump Propone Deportar Inmigrantes Y Ciudadanos Estadounidenses Condenados Por Delitos
