
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Seguros 18.02.2025
La inteligencia artificial (IA) ha marcado un antes y un después en diversas industrias, y el sector de los seguros no es la excepción. Las corredurías de seguros están adoptando esta tecnología para optimizar sus procesos, mejorar la eficiencia y ofrecer soluciones más rápidas y personalizadas a sus clientes. Sin embargo, surge una pregunta crucial: ¿la IA puede sustituir al factor humano en la atención personalizada y en la creación de productos adaptados a las necesidades de los clientes?
La personalización ha sido un reto constante en la industria aseguradora. Tradicionalmente, las pólizas se ofrecían en modelos estandarizados que no atendían adecuadamente las necesidades individuales de los clientes. Este enfoque generalizado dejaba a muchos consumidores con coberturas inadecuadas. La llegada de las corredurías ha permitido un cambio en este paradigma, ya que se han especializado en ofrecer una atención más cercana y adaptada al consumidor final, entendiendo sus necesidades específicas para ofrecer productos que realmente les beneficien.
Con la implementación de la IA, esta personalización ha dado un salto significativo. Los algoritmos pueden analizar grandes volúmenes de datos, predecir comportamientos y evaluar riesgos con una precisión sin precedentes. Esto ha permitido la creación de coberturas a medida en cuestión de segundos. Un ejemplo notable es el uso de dispositivos de Internet de las Cosas (IoT) que monitorizan la conducción de los usuarios, ajustando automáticamente su prima en función de su comportamiento al volante. Asimismo, el análisis predictivo facilita el diseño de pólizas de salud adaptadas a los hábitos de vida y historiales médicos de cada persona.
A pesar de las ventajas que la IA ofrece en términos de eficiencia y personalización, hay un aspecto crucial que no se debe pasar por alto: la interacción humana. La tecnología puede mejorar significativamente la experiencia del cliente al reducir tiempos de espera y eliminar burocracia, pero no puede reemplazar el componente emocional que requiere la atención al cliente. Los consumidores no solo buscan productos adaptados a sus perfiles de riesgo, sino que también desean una relación de confianza y asesoramiento de personas reales que comprendan su situación.
En este sentido, el papel de los profesionales del sector asegurador se vuelve esencial. Los mediadores no solo facilitan la comprensión de las complejas condiciones de las pólizas, sino que también brindan apoyo emocional en momentos críticos, como en el caso de un siniestro o la pérdida de un ser querido. En situaciones de alta carga emocional, la interacción humana es insustituible, y esta conexión personal es fundamental para mantener la fidelidad del cliente. A pesar de la digitalización en curso, diversas encuestas muestran que muchos consumidores prefieren interactuar con un profesional antes de tomar decisiones sobre seguros, especialmente en productos complejos como los de vida o salud.
Frente a este panorama, el futuro más viable para la industria aseguradora parece ser un enfoque híbrido. La combinación de tecnología y atención personalizada es la clave para ofrecer una experiencia de cliente excepcional. La IA puede encargarse de las tareas repetitivas y de análisis de datos, liberando así a los corredores para que se centren en lo que realmente importa: entender las necesidades específicas de cada cliente y ofrecer un asesoramiento cercano y empático.
Por lo tanto, las corredurías que logren integrar la IA sin perder de vista la importancia del contacto humano serán las que se diferenciarán en un mercado cada vez más competitivo. Es vital que la tecnología se convierta en una aliada, en lugar de una sustituta del talento humano. Al final del día, la confianza y la conexión emocional que se establece entre el cliente y el corredor son elementos que ninguna máquina puede replicar.
En conclusión, el desafío para el sector asegurador radica en encontrar un equilibrio entre la innovación tecnológica y la atención personalizada. La inteligencia artificial puede optimizar muchos procesos, pero el componente humano sigue siendo crucial para ofrecer una experiencia integral que satisfaga las necesidades del cliente. Solo así, el sector asegurador podrá adaptarse a los cambios del mercado y mantener una relación de confianza y cercanía con sus consumidores.
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