Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En una reciente carta al editor sobre los impuestos a la propiedad y las prácticas de seguros en el Reino Unido, se planteó una pregunta provocadora sobre la valoración de las propiedades residenciales y los requisitos de seguro correspondientes. La carta hacía referencia a la columna de Charles Goodhart, que destaca la típica división 50/50 entre el valor del terreno y el edificio residencial en sí. Este principio subyace en gran parte del debate sobre los impuestos a la propiedad y las pólizas de seguro. El autor señaló un aspecto intrigante de la propiedad: incluso en el desafortunado caso de una pérdida total de un edificio, como un incendio, el terreno sigue siendo un activo de valor significativo, a menudo respaldado por permisos de planificación. Esto plantea preguntas sobre la lógica detrás de las prácticas de seguro actuales, particularmente la insistencia de las compañías de seguros en que los propietarios de viviendas deben asegurar sus propiedades por el costo total de reconstrucción. Dadas las dinámicas del mercado, donde el terreno tiene un valor sustancial independiente de la estructura, la necesidad de una cobertura tan completa se pone en entredicho. A medida que los costos de construcción y materiales han aumentado en los últimos años, la idea de la subaseguración se vuelve prominente. Se advierte a los propietarios que no aseguren por menos del costo total de reemplazo, sin embargo, la carta sugiere que podría ser más razonable asegurar solo un porcentaje, alrededor del 70%, del valor de mercado abierto de la propiedad. Esta perspectiva invita a una conversación más amplia dentro de la industria de seguros sobre el potencial de pólizas personalizadas que reflejen el verdadero paisaje de riesgo al que se enfrentan los propietarios. Las implicaciones de esta discusión van más allá de los propietarios individuales. Si un número significativo de propietarios adoptara un modelo que prioriza el valor del terreno sobre el valor estructural, el mercado de seguros podría experimentar un cambio en la forma en que se estructuran y fijan los precios de las pólizas. Sería prudente que los expertos y compañías de seguros consideraran estas cuestiones, proporcionando claridad y orientación a los propietarios que pueden estar navegando tanto por sus impuestos a la propiedad como por sus necesidades de seguro. En esencia, la interacción entre el valor del terreno y el del edificio, el aumento de los costos de construcción y la respuesta de la industria de seguros plantea preguntas importantes sobre la adecuación de la cobertura y la equidad de las evaluaciones fiscales de la propiedad. A medida que el debate continúa, será esencial que los interesados en los sectores de seguros y propiedades participen en un diálogo significativo, asegurando que los propietarios estén adecuadamente protegidos mientras se abordan las complejidades de la valoración de propiedades en un paisaje económico en evolución.