
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




El debate sobre las prácticas comerciales en el sector de seguros ha vuelto a resurgir en España, esta vez en el epicentro de la controversia se encuentra Abanca, una de las entidades financieras más relevantes del país. El Consejo General de Mediadores de Seguros, que representa a más de 7.000 intermediarios, ha levantado la voz para denunciar lo que considera malas prácticas en la comercialización de seguros por parte de la entidad bancaria. En una carta formal dirigida tanto a Abanca como a la Dirección General de Seguros, los mediadores han expuesto sus preocupaciones en torno a la forma en la que se están gestionando las comunicaciones con los clientes. El corazón de la queja se centra en el envío de mensajes a los teléfonos móviles de los clientes durante el período de renovación de sus pólizas de seguros. En estos mensajes, se invita a los usuarios a considerar un seguro de coche que se pueda pagar mensualmente, lo que, a juicio del Consejo, roza la línea de la legalidad al por una falta de consentimiento informado. Según los mediadores, el problema radica en que estos mensajes no son simplemente parte de una campaña de marketing convencional, sino que se aprovechan de información sensible sobre los vencimientos de las pólizas, obtenida a través de la domiciliación de los recibos. Desde la perspectiva del Consejo, la esencia de la violación radica en el uso indebido de datos personales sin un consentimiento explícito de los afectados. La normativa vigente sobre protección de datos establece que el tratamiento de esta información con fines comerciales debe contar con la autorización previa del interesado. De esta forma, los clientes deberían ser informados sobre cómo se utilizarán sus datos y qué tipo de comunicaciones pueden esperar recibir en el futuro. Un caso específico que ha traído a la luz esta situación es el de una correduría de seguros en Pontevedra, cuyo propietario recibió uno de estos mensajes de Abanca durante el proceso de renovación de su póliza. Según su declaración, nunca dio su consentimiento para recibir este tipo de publicidad, lo que plantea serias dudas sobre la transparencia y la ética de las prácticas comerciales utilizadas por la entidad financiera. La situación ha generado un descontento notable entre los mediadores, quienes sienten que su labor y la relación de confianza que establecen con sus clientes están siendo vulneradas. Para ellos, el uso de datos personales sin consentimiento no solo afecta a su actividad profesional, sino que también puede poner en riesgo la percepción de confianza que los consumidores tienen hacia el sector asegurador en su conjunto. El Consejo General de Mediadores ha solicitado que se tomen medidas para frenar estas prácticas, subrayando la necesidad de proteger a los consumidores y garantizar que se respete su derecho a decidir cómo se utilizan sus datos personales. La respuesta a esta denuncia no solo dependerá de Abanca, sino también de la reacción de las autoridades reguladoras en el ámbito de los seguros y la protección de datos. Mientras tanto, Abanca ha mantenido una postura reservada, sin emitir comentarios públicos sobre las acusaciones. Sin embargo, la presión por parte de los mediadores y la opinión pública está en aumento. Este caso podría sentar un precedente importante en la regulación de las prácticas comerciales en el sector financiero y asegurador en España. Las implicaciones de este conflicto podrían ser significativas, no solo para Abanca, sino para toda la industria aseguradora. A medida que la tecnología avanza y la información personal se utiliza de maneras cada vez más creativas y, en ocasiones, cuestionables, la necesidad de establecer límites claros y regulaciones adecuadas se vuelve más urgente que nunca. La resolución de este caso podría determinar cómo se gestionan las comunicaciones comerciales en el futuro y, en última instancia, la confianza de los consumidores en el sector asegurador. Finalmente, la situación abre un espacio de reflexión sobre la ética en el manejo de datos personales y la responsabilidad que tienen las empresas en proteger la privacidad de sus clientes. Este es un dilema que trasciende a Abanca y que podría afectar a muchos otros actores del sector en el futuro. Con la creciente preocupación por la protección de datos en un mundo digital, la exigencia de transparencia y consentimiento se convierte en una demanda ineludible de los consumidores.
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