Perú se prepara para elecciones cruciales en 2026: la responsabilidad es nuestra

Perú se prepara para elecciones cruciales en 2026: la responsabilidad es nuestra

Perú se prepara para las elecciones generales de 2026, donde la ciudadanía debe evaluar críticamente a los candidatos y sus propuestas.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Política 02.01.2025

El panorama político peruano se prepara para un nuevo ciclo electoral a medida que se acerca la elección general de 2026. A partir de este año, los peruanos tendrán la oportunidad de elegir a sus representantes en la presidencia, así como en la Cámara de Diputados y el Senado. Esta es una coyuntura que no solo redefinirá el futuro político del país, sino que también demandará un análisis crítico sobre los candidatos que se presenten y las propuestas que ofrezcan. En un contexto de inestabilidad política, que ya ha perdurado cerca de una década, la ciudadanía se enfrenta a la tarea de evaluar con rigor quiénes serán los encargados de dirigir los destinos del país. La lección más importante que debemos extraer de la turbulenta historia reciente es la necesidad de informarnos adecuadamente sobre los aspirantes a ocupar estos cargos. A menudo, las campañas electorales se inundan de promesas grandilocuentes que carecen de un fundamento sólido. Es vital que los electores se pregunten no solo qué proponen, sino cómo planean llevar a cabo sus planes y cuál será su enfoque respecto a temas cruciales como la inversión privada, la cual ha demostrado ser un motor esencial para el crecimiento económico y el alivio de la pobreza. Es fundamental mantener una postura crítica ante las propuestas que, aunque puedan sonar atractivas, carecen de un respaldo técnico sólido. Propuestas como el control de precios o la intervención política en instituciones clave, como el Banco Central de Reserva, no solo representan riesgos económicos, sino que también amenazan la estabilidad que tanto ha costado conseguir. La independencia de estas instituciones es un pilar que debemos proteger para asegurar un entorno económico saludable. A pesar de los desafíos, es posible construir sobre las experiencias pasadas. El próximo gobierno deberá tener la aspiración de mejorar el acceso a servicios esenciales como salud, educación y seguridad. En este sentido, la colaboración con el sector privado puede ser una herramienta poderosa. Proyectos como las obras por impuestos y programas que fomenten la digitalización son ejemplos de cómo el sector privado puede contribuir al desarrollo social. La sinergia entre ambos sectores puede generar soluciones efectivas a problemáticas arraigadas en la sociedad peruana. Asimismo, es crucial que los líderes políticos reconozcan el valor de la empresa privada como un aliado estratégico. Por su parte, el sector empresarial debe comprometerse activamente en el desarrollo del país, ofreciendo soluciones a los problemas que enfrenta la población. Este tipo de colaboración puede resultar en un impacto significativo en la calidad de vida de los ciudadanos y en la creación de un entorno propicio para la inversión. La fortaleza institucional es otro aspecto que no se debe pasar por alto. La promoción de prácticas que aseguren la efectividad de las organizaciones políticas es esencial para fortalecer la democracia. Un sistema de justicia robusto y eficiente también es indispensable para generar confianza, tanto en la ciudadanía como en los potenciales inversores. Solo a través de instituciones sólidas se podrá alcanzar un desarrollo sostenible y a largo plazo. El debate político del próximo año no solo debe enfocarse en las elecciones, sino también en enfrentar problemas estructurales que han persistido en el país. La informalidad laboral sigue siendo uno de los problemas más apremiantes, afectando a un amplio sector de la población. Reducir las barreras burocráticas y ofrecer información sobre el proceso de formalización son pasos necesarios para fomentar un ambiente laboral más justo y equitativo. El momento actual exige que todos los actores de la sociedad asuman un papel activo en la construcción del futuro del Perú. Ahora es el momento de apostar por ideas que prioricen la libertad individual, el desarrollo económico sostenible y la reducción de la pobreza. Este esfuerzo conjunto entre el Estado, las empresas y la sociedad civil es crucial para edificar un país más próspero y con equidad en las oportunidades. La responsabilidad recae en cada ciudadano para reflexionar sobre las decisiones que tomarán en las próximas elecciones. A quién se le confía el futuro político del país determinará en gran medida el rumbo que tomará Perú en los años venideros. La oportunidad está a la vista; solo queda decidir si tomamos el camino hacia un futuro esperanzador o si repetimos los errores del pasado. La reflexión profunda sobre a quién le damos las riendas de nuestro país será, sin duda, un buen primer paso hacia el escenario que todos deseamos construir.

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