Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Un terremoto de magnitud 6.3 golpeó El Salvador el domingo por la mañana, enviando temblores a varios países de América Central y causando una gran alarma. El epicentro del sismo se localizó frente a la costa de La Paz, aproximadamente a 29 kilómetros al suroeste de Costa del Sol y alrededor de 50 kilómetros de la capital, San Salvador, a una profundidad de 33 kilómetros. El temblor ocurrió a las 11:18 AM, hora local, lo que provocó respuestas inmediatas de funcionarios gubernamentales y servicios de emergencia. Tras el terremoto, el presidente salvadoreño Nayib Bukele utilizó las redes sociales para proporcionar actualizaciones sobre la situación. Confirmó que no había informes de fatalidades o lesiones graves, pero reconoció que las autoridades estaban monitoreando varios sectores del país, incluida la infraestructura como carreteras, puentes y edificios públicos. Bukele tranquilizó a los ciudadanos, instándolos a mantener la calma y a prepararse para posibles réplicas, de las cuales ya se habían registrado seis en poco tiempo después del sismo inicial. El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) también desempeñó un papel crítico en la respuesta, enfatizando la importancia de permanecer tranquilos e informados durante este evento sísmico. Afortunadamente, las evaluaciones iniciales indicaron que no se había producido ningún daño material significativo, aunque las autoridades informaron de algunos casos de crisis nerviosas, particularmente en una iglesia evangélica en la capital. Los temblores se sintieron más allá de El Salvador, alcanzando a países vecinos como Guatemala, donde nueve de sus 22 departamentos experimentaron el sismo, incluida la ciudad capital. En Honduras y Nicaragua, los residentes informaron haber sentido el terremoto, pero igualmente no se reportaron lesiones o daños importantes. El Observatorio Ambiental señaló que se habían registrado un total de 27 réplicas tras el sismo, de las cuales 11 fueron sentidas por la población. Estos eventos sísmicos están relacionados con el proceso de subducción en curso entre las placas tectónicas de Cocos y el Caribe. Es importante destacar que el MARN confirmó que la actividad sísmica no representaba una amenaza de tsunami para las zonas costeras de El Salvador ni para ninguna otra región de América Central. Históricamente, El Salvador ha experimentado terremotos devastadores, siendo el último gran sismo en 2001, que resultó en más de 1,000 muertes. El gobierno y los servicios de emergencia permanecen en alerta, asegurando que la población esté preparada e informada a medida que la situación se desarrolla. Por ahora, la nación contiene la respiración, celebrando la ausencia de víctimas graves mientras se mantiene vigilante ante cualquier futura actividad sísmica.