Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En una reciente alerta emitida por el ingeniero geólogo Prof. Dr. Osman Bektaş, se insta a los residentes de la costa del Mar Negro a prepararse para la posibilidad de un evento sísmico significativo, con pronósticos que predicen que un terremoto de magnitud 6.6 o mayor podría ocurrir en cualquier momento. Esta advertencia llega tras una serie de temblores menores, incluyendo un reciente terremoto de magnitud 3.2 en el distrito de Akçaabat en Trabzon, lo que ha aumentado las preocupaciones sobre la estabilidad geológica de la región. El Prof. Bektaş delineó la precaria posición de la costa de Trabzon-Rize, situada entre dos importantes zonas sísmicas: la falla de Anatolia del Norte al sur y la falla del Mar Negro que se cierne al norte. Explica que la naturaleza activa de estas fallas significa que el área costera es particularmente vulnerable, con el potencial de terremotos significativos que podrían tener consecuencias devastadoras. “La magnitud máxima de un terremoto que esta falla puede producir en los próximos 50 años es de 6.6, con una probabilidad del 90%”, afirmó. “Sin embargo, existe un 10% de probabilidad de que ocurra un terremoto incluso mayor que eso”. Este riesgo aumentado se ve agravado por un alarmante aumento en deslizamientos de tierra y otros desastres naturales que afectan a la Región del Este del Mar Negro, incluyendo inundaciones y caídas de rocas. El Prof. Bektaş señala que la actividad sísmica incrementada ya ha comenzado a tener efectos tangibles en el paisaje. Desde 2012, ha habido un aumento notable en la frecuencia de terremotos en la región, particularmente aquellos que registran magnitudes de 3 o más. Esta actividad sísmica actúa como un catalizador, aumentando la tensión a lo largo de las fallas existentes y contribuyendo a la inestabilidad del terreno montañoso. “Después del terremoto de Çamlıhemşin, las laderas en Artvin se han vuelto extremadamente activas, lo que ha llevado a numerosos deslizamientos de tierra”, advirtió. El profesor enfatiza que, aunque a menudo se culpa a la lluvia por estos eventos geológicos, no es el único factor en juego. El continuo levantamiento de las montañas—junto con la gravedad—exacerba la situación, mientras que eventos sísmicos menores sirven para movilizar estructuras geológicas ya fracturadas e inestables. A medida que la región anticipa más actividad sísmica, el Prof. Bektaş enfatiza la necesidad crítica de estar preparados, especialmente en áreas costeras donde el suelo arenoso puede amplificar el impacto de un terremoto. “Las áreas costeras son mucho más peligrosas y arriesgadas”, advirtió, instando a las autoridades locales y a los residentes a tomar las precauciones necesarias. La Región del Este del Mar Negro, con sus características geológicas únicas, se encuentra en una encrucijada. Con el conocimiento de los peligros potenciales que acechan bajo la superficie, la llamada a una mayor resiliencia de la infraestructura y a una preparación integral para desastres nunca ha sido más urgente. A medida que los expertos continúan monitoreando la situación, la comunidad se queda reflexionando sobre las implicaciones de estas advertencias y las medidas que deben tomarse para salvaguardar vidas y propiedades a lo largo de esta hermosa pero vulnerable costa.