Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La reciente discusión en torno al estancamiento económico de Perú y Latinoamérica ha cobrado relevancia tras las declaraciones de William Maloney, economista jefe para la región del Banco Mundial, quien expuso las razones por las cuales la economía de esta región no ha crecido de manera significativa en un siglo, a diferencia de Europa y Asia. Durante un panel realizado el 13 de noviembre, Maloney enfatizó que la incapacidad de la región para industrializarse y aprovechar sus abundantes recursos naturales ha sido un factor determinante en su estancamiento. A lo largo del siglo XX, países como Argentina, Chile y Uruguay gozaban de indicadores económicos comparables a los de naciones europeas como España y Suecia. Sin embargo, el avance de estas economías ha sido desigual, y hoy en día, el Producto Interno Bruto (PIB) de Latinoamérica representa únicamente el 0.62% en comparación con el 2.62% global, según Bloomberg Línea. Esta situación plantea interrogantes sobre el futuro económico de la región y la forma en que puede revertir su suerte. Maloney señaló que uno de los principales problemas ha sido la falta de inversión en tecnología y la ineficiencia en la explotación de sus recursos. A pesar de que Chile dominó el mercado global del cobre en el siglo pasado, su participación ha ido en picada al no haber podido modernizar su industria frente a la competencia más eficiente de otros países. “El problema no era el cobre. ¿Dónde está el Sumitomo de Perú o el Hitachi de Chile?”, cuestionó, subrayando el fracaso de la región en transformar sus recursos primarios en industrias competitivas. La industrialización ha sido un proceso liderado en gran medida por empresas extranjeras, lo que indica una falta de iniciativa local para aprovechar las oportunidades de negocio. Maloney destacó que en países como Argentina, el 80% de la industrialización fue impulsada por forasteros, mientras que en Chile y Colombia, las cifras también eran significativas. Esto plantea una crítica a la capacidad de los ciudadanos locales para innovar y crear industrias propias. El economista también abordó el tema de la educación, afirmando que la región entró a la segunda revolución industrial sin el conocimiento y los recursos necesarios. A diferencia de naciones europeas que tenían una alta proporción de ingenieros per cápita, Latinoamérica no logró desarrollar el capital humano necesario para sostener un crecimiento industrial. Esta brecha educativa se traduce en una baja adopción de tecnologías y en una falta de personal capacitado para liderar procesos de innovación. Ante este panorama, el Banco Mundial propone un enfoque integral para que Latinoamérica logre cerrar la brecha con las economías más avanzadas. Una de las principales recomendaciones es reformar el sistema educativo, enfocándose en la formación en ciencias, tecnología e ingeniería. Maloney subrayó la importancia de contar con un capital humano idóneo que pueda llevar a cabo ideas innovadoras, antes de invertir en tecnología y subsidios. Además, el economista propuso aumentar la demanda de innovación en el sector privado y facilitar la entrada de firmas innovadoras en el mercado. Para ello, es fundamental que tanto el gobierno como las empresas dejen de lado el miedo al riesgo y comiencen a apostar por nuevas ideas y tecnologías. Este cambio de mentalidad podría ser crucial para fomentar una cultura de innovación en la región. Fortalecer la conexión entre universidades y el sector privado es otro de los aspectos destacados por el Banco Mundial. La colaboración entre estos dos sectores es esencial para el desarrollo de soluciones innovadoras que respondan a las necesidades del mercado. Asimismo, el financiamiento público de instituciones de investigación puede ser un motor para la creación de nuevas tecnologías y productos en la región. Finalmente, Maloney hizo hincapié en la necesidad de mejorar la calidad de gobernanza y la implementación de políticas de innovación sostenibles. Es un proceso que toma tiempo, ya que invertir en nueva tecnología requiere de un compromiso a largo plazo, que puede extenderse entre 5 y 10 años. La creación de programas duraderos y consistentes es clave para lograr un crecimiento sostenido en el tiempo. En conclusión, la situación económica de Perú y Latinoamérica refleja una serie de desafíos estructurales que han limitado su desarrollo en comparación con otras regiones. Sin un enfoque claro en la educación, la innovación y la industrialización local, la brecha económica con Europa y Asia seguirá ampliándose. El tiempo está corriendo, y la necesidad de un cambio se vuelve cada vez más urgente.