Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Las festividades de Navidad y Año Nuevo traen consigo una mezcla de alegría, unión familiar y, lamentablemente, un incremento en los riesgos para la salud, especialmente para la salud cardiovascular. Conocido como el síndrome del corazón festivo, esta condición se refiere a los problemas cardíacos que pueden surgir debido a los excesos típicos de esta época del año. Desde el consumo excesivo de alcohol hasta las comidas copiosas, es fundamental entender cómo esta temporada puede afectar nuestro corazón y qué medidas podemos tomar para proteger nuestra salud. El síndrome del corazón festivo no discrimina. Aunque es más común en personas que ya padecen enfermedades cardíacas, también puede afectar a individuos que, en un principio, gozan de buena salud. Las arritmias, especialmente la fibrilación auricular, son los principales problemas cardíacos asociados a esta condición. La combinación de alcohol, comida rica en grasas y azúcares, y altos niveles de estrés pueden culminar en un cóctel peligroso para el corazón. El consumo excesivo de alcohol durante las festividades es uno de los principales factores que contribuyen a este síndrome. El alcohol, especialmente en grandes cantidades, tiene un efecto irritante en el corazón, causando latidos irregulares. Es frecuente que en reuniones familiares y brindis prolongados, las personas no sean conscientes de cuán rápido pueden consumir más de lo recomendado, lo que puede llevar a consecuencias serias. El estrés emocional y físico también juega un papel crucial en el bienestar cardiovascular durante las fiestas. La presión de organizar celebraciones, comprar regalos y lidiar con el caos general de la temporada puede elevar los niveles de cortisol en el cuerpo. Este aumento de la hormona del estrés no solo provoca malestar emocional, sino que también puede elevar la presión arterial y generar una carga adicional sobre el corazón. Las comidas típicas de estas festividades, que suelen ser altas en sal, grasas y azúcares, también contribuyen a la problemática. Estos alimentos favorecen la retención de líquidos y elevan la presión arterial, lo que puede ser un desafío para un corazón que ya está bajo tensión por los excesos de la temporada. La combinación de la falta de descanso trasnochar, unida a la ingesta de alimentos pesados, impide que el cuerpo recupere su energía y lo deja vulnerable a problemas cardíacos. Para mitigar los riesgos, la moderación es clave. Disfrutar del brindis de Año Nuevo no significa excederse en el consumo de alcohol. Alternar bebidas alcohólicas con agua no solo ayuda a mantener la hidratación, sino que también reduce la cantidad total de alcohol ingerido. Además, planificar las comidas con antelación puede ser una buena estrategia. Optar por porciones moderadas y equilibrar los platos tradicionales con opciones más saludables, como ensaladas o frutas, puede hacer una gran diferencia en la salud cardiovascular. Otro aspecto esencial es manejar el estrés. Organizar actividades con suficiente antelación, delegar tareas y priorizar momentos de descanso son medidas que pueden ayudar a evitar el agotamiento emocional. El descanso adecuado es igualmente fundamental; asegurarse de dormir al menos siete horas cada noche, incluso en medio de celebraciones, permite que el cuerpo y el corazón se recuperen adecuadamente. Es crucial prestar atención a las señales que nuestro cuerpo nos envía. Si durante o después de las festividades se presentan palpitaciones rápidas, dolor en el pecho, dificultad para respirar o fatiga extrema, es vital consultar a un médico. Estos síntomas podrían ser señales de alerta que no deben ignorarse, ya que podrían indicar una condición cardíaca más seria. Cuidar del corazón durante las fiestas no implica renunciar a la diversión y el disfrute. Se trata de poder disfrutar de manera consciente. La clave está en encontrar un equilibrio entre celebrar y cuidar de nuestra salud. Así, podremos comenzar el nuevo año con energía renovada y un compromiso hacia un estilo de vida más saludable. La temporada festiva puede ser un momento de alegría y bienestar, siempre que se tomen las precauciones necesarias para proteger nuestro corazón.