Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La preocupación por la salud cognitiva y la memoria es cada vez más relevante, especialmente para las mujeres, quienes enfrentan distintos desafíos a lo largo de su vida, incluyendo el impacto hormonal que puede influir en la función cerebral. Recientemente, una reconocida neuróloga ha compartido sus recomendaciones sobre los alimentos que las mujeres deberían evitar para reducir el riesgo de una acelerada pérdida de memoria. Su enfoque se basa en la creciente evidencia científica que relaciona la dieta con la salud cerebral. En primer lugar, la neuróloga enfatiza la importancia de una dieta equilibrada y los riesgos asociados al consumo excesivo de azúcares añadidos. Estos azúcares, presentes en muchos alimentos procesados, pueden provocar inflamación en el cerebro y afectar negativamente la memoria. La doctora aconseja que se debe prestar especial atención a las etiquetas de los productos alimenticios, ya que muchos contienen cantidades ocultas de azúcar que pueden pasar desapercibidas. Además, la especialista alerta sobre el consumo elevado de grasas saturadas y trans, que se encuentran comúnmente en productos como frituras, bollería industrial y algunas carnes procesadas. Estas grasas pueden obstruir las arterias y limitar el flujo sanguíneo al cerebro, lo que a su vez puede contribuir a la pérdida de memoria y a problemas cognitivos a largo plazo. La neuróloga sugiere optar por grasas saludables, como las que se encuentran en el aguacate, nueces y aceite de oliva. Otro aspecto importante que menciona es la ingesta de carbohidratos refinados, que se encuentran en el pan blanco, pasteles y galletas. Este tipo de carbohidratos se digieren rápidamente, causando picos de insulina que pueden afectar la función cerebral. La recomendación es reemplazarlos con carbohidratos complejos, como los que se encuentran en los granos enteros, legumbres y verduras, que proporcionan energía sostenida y benefician la salud cognitiva. La neuróloga también menciona la importancia de evitar el alcohol en exceso. Aunque algunas investigaciones sugieren que un consumo moderado puede tener ciertos beneficios, el abuso puede ser perjudicial para el cerebro, aumentando el riesgo de deterioro cognitivo. La clave, según la experta, es la moderación y la conciencia de los límites personales. Respecto a los alimentos ultraprocesados, la neuróloga advierte que estos suelen contener aditivos y conservantes que pueden ser perjudiciales para la salud cerebral. Estos productos, que a menudo son altos en sodio y bajas en nutrientes, deben ser limitados en la dieta diaria. La doctora sugiere que las mujeres se enfoquen en una alimentación basada en productos frescos y naturales para favorecer la salud cognitiva. La ingesta insuficiente de nutrientes esenciales, como las vitaminas del complejo B, también puede tener un impacto negativo en la memoria. Estos nutrientes son vitales para la producción de neurotransmisores que son fundamentales para el funcionamiento cerebral. Por lo tanto, la neuróloga aconseja incluir alimentos ricos en estas vitaminas, como legumbres, verduras de hoja verde y frutas. La especialista concluye que, si bien no se puede evitar completamente la pérdida de memoria con la dieta, adoptar hábitos alimenticios saludables puede ser una herramienta poderosa para minimizar el riesgo. La prevención es clave, y las mujeres, en particular, deben estar atentas a lo que consumen para cuidar su salud cognitiva a medida que envejecen. En un mundo donde la información sobre salud y bienestar es abundante, tomar decisiones informadas sobre la dieta es más importante que nunca. La neuróloga recuerda que la salud cerebral debe ser una prioridad, y que pequeñas modificaciones en la alimentación pueden tener un gran impacto en la calidad de vida a largo plazo. Al final del día, el cuidado de la mente es tan esencial como el cuidado del cuerpo, y ambas áreas están intrínsecamente conectadas.