
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Las bolsas de valores de Estados Unidos vivieron un día aciago este lunes, con Wall Street enfrentándose a caídas significativas en medio de una atmósfera de incertidumbre alimentada por la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Los principales índices se desplomaron, con el S&P 500 cerrando con una pérdida de 124,87 puntos, un 2,36% menos, mientras que el Nasdaq Composite se dejó 407,77 puntos, o un 2,50%, y el Promedio Industrial Dow Jones cayó en 965,52 puntos, equivalente a un 2,47%. El clima de nerviosismo entre los inversores se intensificó por la retórica del presidente estadounidense, Donald Trump, quien redobló sus ataques hacia el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. En un feroz post en Truth Social, Trump acusó a Powell de ser “Demasiado Tarde” y lo instó a reducir las tasas de interés de inmediato, avivando así las preocupaciones sobre la independencia del banco central. Estos comentarios han desencadenado inquietudes sobre la influencia política en la política monetaria y han generado temores sobre la estabilidad económica. Históricamente, durante momentos de tensión en los mercados, la deuda pública y el dólar han servido como refugios seguros. Sin embargo, en esta ocasión, ambos activos han experimentado caídas, lo que resulta inusual y preocupante. La reputación de la deuda estadounidense y del dólar como inversiones seguras está siendo cuestionada, dado que las políticas emanadas de Washington están provocando un aumento del temor en los mercados. El impacto de las críticas de Trump hacia Powell y las preocupaciones sobre la autonomía de la Reserva Federal se reflejan especialmente en las grandes pérdidas de las acciones tecnológicas. El grupo de las “Siete Magníficos” de empresas de gran capitalización ha sido uno de los más afectados, lo que ha contribuido a la caída del Nasdaq. Expertos como Jed Ellerbroek, gestor de carteras de Argent Capital Management, advierten que la injerencia política en la Fed podría tener consecuencias negativas para la economía. Paralelamente, la guerra comercial entre Estados Unidos y China sigue tomando un giro más agresivo. Beijing ha advertido a otros países que eviten hacer negocios con Estados Unidos a expensas de China, lo que añade presión a las relaciones comerciales entre ambas naciones. Esto se suma a la creciente lista de aranceles y restricciones que ambos países se han impuesto mutuamente, generando un efecto dominó en los mercados globales. La temporada de resultados del primer trimestre está por comenzar a intensificarse, con decenas de empresas programadas para informar sobre sus resultados. Hasta ahora, de las 59 empresas que han presentado sus informes, el 68% ha superado las expectativas de Wall Street. Sin embargo, los analistas han revisado a la baja sus pronósticos de crecimiento, esperando un incremento agregado del 8,1% en las ganancias del S&P 500, una cifra inferior al 12,2% anticipado al inicio del trimestre. Las expectativas se centran en resultados destacados de empresas como Tesla y Alphabet, junto con grandes nombres de la industria como Boeing y Lockheed Martin. La reacción del mercado a estos resultados podría ser un indicativo de cómo los inversores están manejando la incertidumbre actual. En el ámbito tecnológico, Nvidia, el gigante de la inteligencia artificial, ha registrado una caída significativa en sus acciones tras un informe de Reuters que sugiere que Huawei Technologies comenzará envíos masivos de un chip de inteligencia artificial avanzado a clientes en China en un futuro cercano. Este desarrollo podría tener implicaciones importantes en la competitividad del sector tecnológico estadounidense. El panorama es complejo y los inversores se enfrentan a un entorno lleno de desafíos. La combinación de tensiones políticas, resultados corporativos dispares y una guerra comercial de larga data está creando un cóctel de incertidumbre que podría tener repercusiones a largo plazo para la economía estadounidense y su posición en el escenario global. En este contexto, la atención se centrará en cómo la Reserva Federal y los líderes de las grandes corporaciones responderán ante una situación que parece estar lejos de una resolución.
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