Recortes de Trump a fondos del VIH en África generan crisis humanitaria inminente

Recortes de Trump a fondos del VIH en África generan crisis humanitaria inminente

Los recortes de Trump a fondos para el VIH en África ponen en riesgo vidas y cierran clínicas, generando una crisis humanitaria.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Salud HACE 18 HORAS

La reciente decisión del presidente Donald Trump de recortar los fondos internacionales destinados al tratamiento del VIH ha generado un impacto inmediato y devastador en varios países de África. Esta medida no solo pone en riesgo la vida de millones de personas que dependen de estos recursos, sino que también se traduce en el cierre de clínicas y en una creciente incertidumbre sobre el acceso a tratamientos vitales. Organizaciones internacionales, así como expertos en salud, han expresado su preocupación ante lo que consideran una crisis humanitaria inminente. Desde 2003, el Plan Presidencial de Emergencias para Alivio del Sida (PEPFAR) ha sido fundamental en la lucha contra el VIH en África, proporcionando hasta 4 mil 200 millones de dólares en 2023 para ayudar a más de 20 millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, con los recortes actuales, países como Tanzania, Zambia, Malaui, Kenia y Uganda están viendo cómo más del 60% de su respuesta al VIH se encuentra en una situación de inseguridad financiera. Anne Githuku-Shongwe, directora para África oriental de ONU Sida, señala que el cierre de fondos ha sido "dramáticamente repentino" y que las consecuencias se comienzan a sentir en el terreno. Los expertos advierten que la decisión del gobierno estadounidense de cesar la financiación ha sido abrupta y carente de negociación. Salim Abdool Karim, director del Centro del programa de investigación sobre el sida de Sudáfrica (Caprisa), ha calificado estas acciones como "preocupantes" y "lamentables". La falta de diálogo y la abrupta notificación del cese de fondos han dejado a muchas organizaciones sin tiempo para adaptarse y buscar alternativas. “Nos escribieron una carta y nos dijeron que dejáramos de trabajar”, enfatiza Karim. A pesar de que el gobierno estadounidense permitió algunas exenciones a los recortes, estas no se han aplicado efectivamente. Avril Benoît, directora de Médicos Sin Fronteras en Estados Unidos, ha comentado que muchas personas han perdido ya el acceso a tratamientos vitales y que la incertidumbre sobre su continuación es alarmante. Esta situación ha llevado a que algunos servicios esenciales, especialmente aquellos dirigidos a mujeres, niñas y la población LGTBIQ, no se esperen que vuelvan a abrir. La República Democrática del Congo, Mozambique, Tanzania y Zambia son países que dependen casi en su totalidad de donantes internacionales para sus programas de VIH. En particular, la RDC depende en un 89% de los fondos provenientes de Estados Unidos. Las cifras de ONU Sida son contundentes: 1.4 millones de personas en Tanzania dependen de antirretrovirales financiados por Estados Unidos, mientras que en Mozambique esta cifra asciende a 2.4 millones. En Costa de Marfil, las 516 clínicas financiadas por el PEPFAR atendían al 85% de la población seropositiva. Con el recorte de fondos, la distribución de medicamentos y pruebas de diagnóstico ha cesado, lo que plantea una grave amenaza para la salud pública. Zimbabue también se ha visto afectado, especialmente el programa DREAMS, que tenía como objetivo reducir las nuevas infecciones por VIH entre adolescentes y mujeres jóvenes. Aunque algunos gobiernos africanos han manifestado su intención de asumir la responsabilidad de cubrir el vacío dejado por la pérdida de financiamiento, la realidad es que sus capacidades son limitadas. Abdool Karim advierte que el gasto per cápita en salud es significativamente más bajo de lo necesario para tratar a un paciente con VIH, lo que hace casi imposible que estos países puedan asumir el costo total del tratamiento. El panorama es aún más sombrío si se considera que, a pesar de que muchos gobiernos están buscando alternativas de financiamiento, es probable que no haya suficientes recursos para abordar la prevención, la distribución de preservativos o la atención a la salud sexual, áreas críticas en la lucha contra el VIH. En Sudáfrica, el país con la mayor tasa de prevalencia de VIH, aunque el PEPFAR solo representa el 16% del presupuesto nacional contra el VIH, muchas clínicas han cerrado, dejando a los pacientes sin opciones. Las proyecciones son alarmantes. Según USAID, sin la financiación adecuada, se estima que para 2028 podría haber entre 30 mil y 64 mil nuevas infecciones, así como entre 600 y 1,200 muertes adicionales. Aunque algunos expertos prefieren no hablar de números específicos, es evidente que la falta de acceso a medicación y tratamiento tendrá consecuencias devastadoras para la salud pública en toda la región africana. Ante la situación actual, queda claro que la ausencia de financiamiento y apoyo de Estados Unidos ha dejado un vacío considerable que los gobiernos africanos deberán enfrentar. La búsqueda de nuevos donantes internacionales se vuelve imperativa, pero a corto plazo, el desafío es urgente y requiere atención inmediata para salvar vidas y evitar que se agrave una crisis ya de por sí crítica en el continente.

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