Renuncia masiva de médicos en Argentina agrava crisis de salud pública y emergencias

Renuncia masiva de médicos en Argentina agrava crisis de salud pública y emergencias

Médicos en Argentina renuncian masivamente ante el desmantelamiento del sistema de salud, alarmando por brotes de enfermedades y falta de insumos.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Salud 07.03.2025
En un acto sin precedentes, médicos del Ministerio de Salud de Argentina han renunciado masivamente en respuesta a lo que ellos mismos describen como un desmantelamiento de sus áreas de trabajo. Este movimiento se produce en un contexto crítico para la salud pública en el país, donde se están experimentando brotes de enfermedades como el sarampión y la tuberculosis, así como un alarmante aumento en las infecciones de transmisión sexual. La crisis se ha profundizado con despidos y la reestructuración de los departamentos, lo que ha llevado a los profesionales de la salud a alzar la voz y dejar sus cargos. Carolina Selent, una de las médicas infectólogas que renunció, explicó que la situación se ha vuelto insostenible y que su decisión busca visibilizar lo que está ocurriendo en el sistema de salud. "La situación es tan crítica que decidimos en este contexto no continuar, porque no queremos estas políticas", señaló Selent. Con la renuncia de cinco médicos de la Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles, solo quedan dos profesionales en esa área, lo que ha encendido las alarmas sobre la capacidad del Ministerio para abordar emergencias sanitarias. Desde el inicio de 2024, el Ministerio de Salud ha despedido a un total de 12 profesionales en esta dirección, incluido personal clave que gestionaba el sistema de vacunación y la vigilancia epidemiológica. Esta acción ha sido interpretada como parte de una estrategia más amplia para austerizar el gasto público, impulsada por la administración del presidente Javier Milei. Sin embargo, los médicos advierten que las consecuencias de estos despidos son directas y peligrosas para la salud de la población. El ministro de Salud, Mario Lugones, ha descalificado las renuncias, calificándolas de "supuestas" y tratando de enmarcarlas como acciones políticas más que sanitarias. "La continuidad de los programas está garantizada", afirmó, pero los profesionales de la salud no comparten esta visión. Según Selent, las condiciones laborales son precarias y el recambio constante de autoridades dificulta la implementación de políticas públicas efectivas en el área de salud. Uno de los problemas más graves que ha surgido es la falta de insumos esenciales para el tratamiento y control de enfermedades. Selent mencionó que, en el área de VIH, no se han adquirido preservativos ni se han realizado cargas virales, lo que compromete la salud de muchos pacientes. Esta falta de recursos también afecta a los niños nacidos de madres con VIH, quienes no pueden ser evaluados sobre su estado de salud. Los despidos también han afectado a la coordinación de la respuesta a otras enfermedades, como la tuberculosis. La salida de la coordinadora del área ha dejado un vacío en la autorización de tratamientos, lo que podría resultar en una propagación más amplia de tuberculosis resistente, una enfermedad que no solo afecta a quienes acceden a la salud pública, sino que se transmite por el aire. La situación se complejiza aún más en un contexto donde Argentina debe revalidar anualmente su certificado de eliminación del sarampión. A pesar de ello, el gobierno ha despedido a personal clave en la vigilancia de esta enfermedad, lo que suscita serias dudas sobre la capacidad del país para manejar futuros brotes. El reclamo de los médicos resuena con fuerza, no solo por las condiciones laborales, sino también por la responsabilidad que tiene el Estado de garantizar la salud pública. "El Estado nacional debe ser rector de las políticas sanitarias", enfatizó Selent, aludiendo a la necesidad de una dirección unificada que impida que las provincias actúen de manera aislada ante problemas que tienen impacto regional. La renuncia masiva de estos médicos pone de relieve la desconfianza en un sistema que, según ellos, está siendo debilitado desde adentro. A medida que se deteriora la infraestructura de salud pública, la preocupación por la gestión de crisis sanitarias se intensifica. Ante tales circunstancias, la ciudadanía se ve atrapada en un dilema, pues lo que está en juego es su salud y bienestar. El cierre de este capítulo en la salud pública argentina deja una lección clara sobre la importancia de valorar y mantener a los profesionales de la salud que trabajan en la primera línea. A medida que el país enfrenta desafíos sanitarios significativos, el futuro de la salud pública en Argentina depende de decisiones que deben tomarse hoy, en lugar de ser ignoradas hasta que sea demasiado tarde.
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