
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




La situación de Damir Ortiz Ramírez, un niño cubano de tan solo 10 años diagnosticado con linfoma de Burkitt, ha encendido una alerta dentro y fuera de la isla sobre las deficiencias del sistema de salud en Cuba. El médico cubano Miguel Ángel Ruano ha tomado la delantera en la denuncia de esta crítica situación a través de las redes sociales, donde ha enfatizado la urgencia de acceso a tratamientos vitales que, a pesar de ser supuestamente producidos en el país, permanecen inalcanzables para los pacientes locales. El linfoma de Burkitt es un cáncer rápidamente progresivo que, si no es tratado a tiempo, puede resultar fatal en cuestión de semanas. Ruano ha sido vehemente en sus publicaciones, pidiendo con desesperación que se garantice el acceso a los anticuerpos monoclonales, tales como el nimotuzumab, que, según él, se utilizan en tratamientos para turistas extranjeros mientras los cubanos luchan por sobrevivir. “¿Dónde está el monoclonal de Damir? ¡Búsquenlo ya!”, proclamó Ruano, evidenciando la indignación que genera la explotación de recursos médicos en función del turismo de salud. El contexto es aún más alarmante, ya que Ruano ha dejado claro que los protocolos internacionales para el tratamiento del linfoma de Burkitt incluyen el uso de estos medicamentos, que supuestamente están disponibles en Cuba. Sin embargo, su acceso está restringido, lo que plantea un dilema ético y moral sobre la administración del sistema de salud cubano. “No será jamás solo para engrosar las arcas de la dictadura”, denunció Ruano, refiriéndose a la utilización de estos tratamientos en beneficio de un selecto grupo en el poder, en detrimento de la salud de los ciudadanos. A pesar de las barreras y la burocracia, el médico logró que, gracias a la movilización de la comunidad médica y activistas, un anticuerpo monoclonal se enviara a La Habana desde Santiago de Cuba. Esta medida, aunque alentadora, no puede ocultar la gravedad del estado de salud de Damir, quien ha requerido atención médica intensa, incluyendo la administración de aerosoles cada diez minutos y, en última instancia, intubación para asegurar su oxigenación. La situación se ha hecho aún más desesperante, ya que la familia de Damir había solicitado una visa humanitaria para que el niño pudiera recibir atención especializada en Estados Unidos, pero su solicitud fue denegada por la falta de documentos actualizados, que debían ser proporcionados por el Ministerio de Salud Pública de Cuba (MINSAP). Esta burocracia pone en evidencia otra de las falencias del sistema, que parece priorizar procesos administrativos por encima de la vida de un niño gravemente enfermo. Frente a esta situación angustiante, la comunidad ha comenzado a reaccionar. La etiqueta #SOSDAMIR ha empezado a circular en redes sociales, generando un movimiento de solidaridad que exige la atención inmediata para el niño. Activistas y médicos han unido voces en esta campaña, pidiendo que se garantice el acceso a tratamientos vitales que deberían ser un derecho fundamental para todos los ciudadanos. A medida que la presión pública aumenta, Ruano ha continuado dirigiendo sus reclamos a las autoridades cubanas, haciendo un llamado a la Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos y al MINSAP para que respondan por la falta de acceso a medicamentos. Su insistencia es un recordatorio de que la salud no debería ser una mercancía en un sistema que parece haber priorizado la rentabilidad económica sobre el bienestar de su población. La lucha de Damir y su familia ha encontrado un rayo de esperanza en la aceptación de su tratamiento por un hospital en Miami, pero los costos son exorbitantes. Una campaña en GoFundMe ha sido lanzada con el objetivo de recaudar 40,000 dólares necesarios para cubrir los gastos médicos y de traslado, un reflejo de cómo la salud se ha convertido en un lujo en muchos contextos, mientras que un niño solo anhela vivir y superar su enfermedad. El caso de Damir no es aislado, sino que resalta la crisis sanitaria que enfrenta Cuba, donde muchos pacientes se ven obligados a luchar no solo contra sus enfermedades, sino también contra un sistema que, en muchos aspectos, parece haber fallado en ofrecerles el apoyo que necesitan. La voz de Ruano es, en este sentido, un eco en el desierto que demanda cambios urgentes y efectivos en el acceso a la salud para todos los cubanos.