
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Salud 14.02.2025
En un anuncio reciente, el presidente Gustavo Petro celebró la llegada de un lote de 300.000 tabletas de dolutegravir, un medicamento crucial para el tratamiento del VIH, y destacó que su inclusión en el sistema de salud representa una mejora significativa en el acceso a terapias antirretrovirales. El mandatario afirmó que este fármaco no solo evita el desarrollo del sida, sino que incluso permitiría a los pacientes dejar de "contaminar". Sin embargo, su mensaje ha sido objeto de críticas por parte de expertos en salud pública, quienes advierten sobre las imprecisiones y el potencial impacto negativo de su lenguaje.
Desde su aprobación como medicamento de interés público en junio de 2024, el dolutegravir ha sido aclamado por organizaciones de salud a nivel nacional e internacional. La Organización Mundial de la Salud recomienda este medicamento por su efectividad en la supresión de la replicación del VIH y su perfil de efectos secundarios comparativamente favorable. Sin embargo, el presidente Petro empleó términos que podrían llevar a malentendidos sobre el uso y los efectos del dolutegravir, generando preocupación entre profesionales de la salud.
Una de las afirmaciones más problemáticas se refiere a la capacidad del dolutegravir para "hacer retroceder el VIH". Según la Asociación Colombiana de Infectología (ACIN), este medicamento no cura la infección ni la revierte, sino que suprime la replicación del virus, lo que permite a los pacientes mantener una carga viral indetectable siempre y cuando continúen con su tratamiento. Esto es fundamental para el control del VIH, pero no constituye una cura en sí misma.
Además, el mandatario mencionó que el medicamento "evita de por vida el Sida". Es crucial diferenciar entre VIH y sida, ya que el primero es el virus en sí, mientras que el sida es la etapa avanzada de la infección. El dolutegravir puede prevenir la progresión hacia el sida mientras el paciente mantenga su tratamiento, pero no garantiza que esta condición esté "evitada de por vida". Si el tratamiento se interrumpe o el virus desarrolla resistencia, la infección podría avanzar.
Otra afirmación que despertó críticas fue la idea de que los pacientes portadores pueden "dejar de contaminar". Expertos como Julián A. Fernández-Niño, doctor en epidemiología, advierten que el uso de términos como "contaminar" perpetúa el estigma asociado al VIH. Aunque las personas en tratamiento pueden alcanzar niveles indetectables de carga viral y, en consecuencia, no transmiten el virus a través de relaciones sexuales, es inapropiado referirse a ellos como "contaminadores". Este tipo de lenguaje puede contribuir a la discriminación y el miedo entre aquellos que viven con VIH.
El estigma en torno al VIH/SIDA ha sido identificado como un obstáculo significativo para la salud pública, ya que muchas personas evitan hacerse pruebas por el temor al rechazo social. ONUSIDA ha señalado que el lenguaje utilizado en torno a esta enfermedad puede tener un impacto profundo en la percepción pública y, por ende, en el comportamiento de las personas ante el VIH. La precisión en la comunicación es esencial para evitar la perpetuación de prejuicios.
Por otro lado, el presidente también afirmó que el medicamento era "carísimo" y que las EPS no lo recetaban, lo que provocó la muerte de muchas personas que podrían haber evitado el sida. No obstante, es importante aclarar que las EPS no son las encargadas de recetar medicamentos; esa responsabilidad recae en los médicos tratantes dentro de las instituciones de salud. Una vez que se prescribe el medicamento, las EPS tienen la función de autorizar su entrega.
Aunque las EPS son responsables de garantizar el acceso a tratamientos, muchas veces las dificultades en la entrega y las barreras administrativas han limitado su eficacia. Además, la afirmación de que "muchas personas murieron de sida pudiendo evitarlo" no captura la complejidad del tratamiento del VIH, ya que el dolutegravir es solo una parte de un esquema de terapia antirretroviral más amplio.
De acuerdo con la Cuenta de Alto Costo, en 2024, solo el 8% de las personas con VIH en Colombia utilizaban esquemas que incluían dolutegravir, lo que pone en cuestión la afirmación del presidente sobre la magnitud del problema. La mayoría de los pacientes utilizan otros medicamentos en sus tratamientos, lo que significa que la disponibilidad del dolutegravir no es la única solución a la crisis del VIH en el país.
La meta de ONUSIDA para 2030 busca que el 95% de las personas que viven con el VIH conozcan su estado serológico, que el 95% de quienes lo conocen reciban tratamiento antirretroviral y que el 95% de esas personas logren una supresión viral. En Colombia, aunque se han hecho progresos, aún no se cumplen estos objetivos, lo que destaca la necesidad de un enfoque más integral en la atención del VIH.
El anuncio del presidente Petro sobre la llegada del dolutegravir representa un avance en la lucha contra el VIH, pero es fundamental que las autoridades y los líderes de opinión comuniquen con precisión los hechos y eviten términos que puedan contribuir al estigma. La salud pública requiere no solo de tratamientos accesibles, sino también de un lenguaje que respete y dignifique a quienes viven con VIH.
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