Felipe VI asiste a la reinhumación de Rafael Altamira en un acto polémico

Felipe VI asiste a la reinhumación de Rafael Altamira en un acto polémico

El rey Felipe VI asistirá a la reinhumación de Rafael Altamira, lo que genera críticas por no reconocer a todas las víctimas del franquismo.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Mundo 08.02.2025

Este lunes, el rey Felipe VI asistirá a un acto de reinhumación de los restos de Rafael Altamira, un destacado humanista y represaliado del franquismo, en el cementerio de El Campello, Alicante. Este evento marca la primera vez que el monarca participa en un acto relacionado con las víctimas del régimen de Franco, lo que ha suscitado reacciones mixtas entre las asociaciones memorialistas y los ciudadanos. Para muchos, la presencia del rey en un acto de este tipo representa un intento de la monarquía de mejorar su imagen, lo que ha llevado a varios críticos a calificarlo de “lavado de cara”. Desde la Coordinadora de Asociaciones Memorialistas del País Valencià, su presidente, Ángel González, ha manifestado que considera este movimiento como un gesto superficial. “No pensamos asistir, aunque nos hayan invitado”, declaró, subrayando que la reinhumación de Altamira, aunque significativa, no debe eclipsar el sufrimiento de las miles de personas represaliadas que no han recibido reconocimiento. González enfatiza que las víctimas de la dictadura merecen atención y respeto independientemente de su estatus social o intelectual. Rafael Altamira nació en 1866 y fue una figura prominente en la España del primer tercio del siglo XX, contribuyendo en los ámbitos de la educación, la historia y el derecho. Su legado es notable, pero muchos argumentan que su reinhumación no debe eclipsar el reconocimiento de las miles de víctimas menos conocidas del franquismo. Según Alejandro Tiana, experto en la obra de Altamira, su impacto en la educación y la cultura españolas es innegable, pero su figura no debería ser la única a la que se le rinda homenaje. La reinhumación de Altamira, que fue repatriado desde México el pasado diciembre, ha despertado el interés por la memoria histórica en un contexto donde aún hay muchas sombras por desvelar. En Alicante, se estima que unas 750 víctimas de la dictadura son enterradas en fosas comunes, de las cuales quedan por exhumar alrededor de 350. Sin embargo, la monarquía ha optado por visibilizar a un intelectual de renombre, lo que siembra dudas sobre su compromiso con la justicia y la reparación de todas las víctimas. Emilio Silva, presidente de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, señala que el evento no es suficiente. “La presencia del monarca en actos como este es a todas luces insuficiente”, afirmó, subrayando la necesidad de un reconocimiento más amplio de los crímenes y violaciones de derechos humanos perpetrados durante el franquismo. Silva recuerda que el vínculo con figuras del exilio es más cómodo para la monarquía, pero no refleja un verdadero compromiso con la reparación histórica. Arturo Peinado, presidente de la Federación Estatal de Foros por la Memoria, coincide en que este acto parece un intento de mejorar la imagen de la monarquía. “Mientras otros líderes han pedido perdón en nombre del Estado por las atrocidades de sus dictaduras, en España seguimos sin un reconocimiento claro”, denuncia. La falta de una disculpa oficial por parte de la monarquía y del Estado español se mantiene como un tema sensible y divisivo en la sociedad. La historia de Altamira, quien se opuso al régimen de Franco y rechazó regresar a España hasta que se restauraran la democracia y las libertades, resuena profundamente en este contexto. Su vida y legado representan no solo un homenaje a aquellos que sufrieron bajo la dictadura, sino también una llamada a la acción para recordar y reconocer a todos los que fueron silenciados. Sin embargo, muchos ven que la elección de un personaje como Altamira también puede ser una forma de mantener el status quo, ignorando las voces de los que no son parte de la élite intelectual. Mientras tanto, la participación de Felipe VI en el acto continúa generando debate entre los grupos que luchan por la memoria histórica. “No se trata solo de un acto simbólico, necesitamos acciones concretas que reconozcan y reparen el daño causado a las víctimas”, concluye González, reafirmando que la lucha por la memoria no cesará. La historia y la justicia son fuerzas que, según los memorialistas, están de su lado, a pesar de que el camino por recorrer sigue siendo arduo. La reinhumación de Rafael Altamira puede ser vista como un paso positivo hacia el reconocimiento de las víctimas del franquismo, pero muchos coinciden en que no es suficiente. La exigencia de un reconocimiento más amplio, que incluya a todas las víctimas y que no se limite a figuras destacadas, se mantiene como un objetivo primordial para los defensores de la memoria histórica en España. En este sentido, el acto del lunes no solo conmemora a un intelectual, sino que también abre un debate sobre cómo se recuerda y se honra a todos aquellos que sufrieron bajo la dictadura.

Ver todo Lo último en El mundo