
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Grecia ha declarado un estado de emergencia en la pintoresca isla de Santorini, que actualmente enfrenta un inédito enjambre de actividad sísmica. En las últimas dos semanas, tanto residentes como turistas han sido sacudidos por miles de mini-terremotos, lo que ha llevado a más de 11,000 personas a huir de la isla ante el creciente temor de un posible terremoto mayor o incluso un tsunami. El primer ministro Kyriakos Mitsotakis ha descrito la situación como un "fenómeno geológico extremadamente intrincado", destacando la preocupación urgente en torno a los temblores en curso. Los informes indican que la actividad sísmica ya ha provocado deslizamientos de rocas a lo largo de los icónicos acantilados costeros de Santorini, causando daños menores a los edificios, mientras los temblores continúan ocurriendo múltiples veces al día. Un notable terremoto de magnitud 5.2 el jueves se sintió mucho más allá de la isla, llegando hasta Atenas, Creta y partes de Turquía, lo que subraya la magnitud de la crisis. A diferencia de los terremotos típicos que exhiben un gran choque seguido de una serie de réplicas, este fenómeno actual ha sido catalogado como un "enjambre sísmico". Tales enjambres implican una serie de temblores de tamaño similar que ocurren durante un período prolongado —días, semanas o incluso meses— creando una situación compleja tanto para los residentes como para los científicos que intentan evaluar los riesgos involucrados. Santorini, famosa por sus impresionantes edificios encalados y su rica historia volcánica, no es ajena a la actividad sísmica. La isla es esencialmente una caldera parcialmente sumergida, un remanente de una explosiva erupción volcánica que ocurrió hace cientos de miles de años. Ubicada en la zona de subducción helénica, Santorini se sitúa donde la placa tectónica africana se desliza por debajo de la placa euroasiática, generando intensos terremotos y una red de volcanes activos a través del Mar Egeo. Inicialmente, había temores de que el reciente enjambre de terremotos pudiera estar relacionado con el movimiento de magma bajo la isla. Sin embargo, los científicos locales han determinado que no hay amenaza volcánica inmediata. En cambio, se cree que los temblores están asociados con fallas ubicadas entre Santorini y la cercana isla de Amorgos. Bill Murphy, profesor de geología de ingeniería en la Universidad de Leeds, explicó que la actual actividad sísmica está ocurriendo a unos 30 kilómetros al noreste de Santorini y es impulsada principalmente por la presión tectónica de la subducción de la placa africana. Murphy compara el proceso con una caja de terrones de azúcar que se comprime gradualmente, donde en algún momento, un terrón debe saltar o rotar para aliviar la presión. Esta analogía ayuda a ilustrar por qué la región está experimentando actualmente una serie de temblores más pequeños en lugar de un solo evento mayor. La naturaleza impredecible de los enjambres de terremotos complica la capacidad de prever el comportamiento sísmico futuro. Matthew Blackett, profesor de peligros naturales en la Universidad de Coventry, señala que, aunque la ocurrencia de numerosos terremotos pequeños podría ser indicativa de una liberación gradual de energía —potencialmente evitando un evento catastrófico singular—, esto no es una garantía. Él menciona datos históricos, citando el último gran terremoto en la zona, un evento de magnitud 7.8 en 1956, que desencadenó un tsunami. A pesar de los temblores en curso, los expertos creen que los terremotos más pequeños pueden haber aliviado parte del estrés acumulado a lo largo de las fallas, sugiriendo que, aunque un terremoto mayor es posible, probablemente sea menos inminente. La integridad estructural de los edificios históricos de Santorini plantea otra preocupación significativa. Murphy advierte que los terremotos que superan una magnitud de 5 pueden resultar en daños sustanciales, mientras que los temblores de magnitud 4.0 y superiores pueden provocar deslizamientos de rocas desestabilizadores, que ya se están observando. Blackett destaca el riesgo de deslizamientos de tierra provocados por temblores incluso menores, como lo evidencian las recientes nubes de polvo que emergen de los acantilados. Además, permanece una remota posibilidad de un tsunami, un riesgo que disminuye diariamente. El devastador tsunami generado por el terremoto de 1956 aún sirve como una advertencia para residentes y científicos por igual. A medida que persiste el enjambre de terremotos, el monitoreo de estos eventos sísmicos sigue siendo imperativo. Los expertos aconsejan a quienes se encuentran en la región que se mantengan alertas pero no caigan en la paniqueo. En caso de un terremoto, la prioridad es encontrar seguridad afuera, ya que son los edificios en colapso los que representan la mayor amenaza para la vida. Por ahora, Santorini, típicamente bulliciosa de vida y turistas, se encuentra inquietantemente tranquila mientras sus residentes y visitantes se preparan para los desafíos geológicos que puedan surgir. La encantadora belleza de la isla permanece, pero la sombra de la incertidumbre se cierne sobre su icónico paisaje.