Estudio revolucionario revela el papel del útero en el riesgo de cáncer, cambiando los paradigmas de tratamiento.

Estudio revolucionario revela el papel del útero en el riesgo de cáncer, cambiando los paradigmas de tratamiento.

Un estudio revela que el riesgo de cáncer puede estar influenciado por factores biológicos prenatales, desafiando la noción de que se trata únicamente de "mala suerte".

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Salud 28.01.2025

En un estudio innovador del Instituto Van Andel, los investigadores han revelado que nuestro riesgo de desarrollar cáncer puede estar influenciado por factores biológicos que se ponen en marcha antes de que nazcamos. Esta revelación pone patas arriba la comprensión tradicional del cáncer, sugiriendo que las raíces de esta compleja enfermedad podrían no solo residir en mutaciones genéticas que se acumulan con el tiempo, sino en sutiles procesos de desarrollo que ocurren en el útero. La Dra. Ilaria Panzeri, investigadora principal, enfatiza que la creencia común de que el cáncer es simplemente una cuestión de "mala suerte" no capta las complejidades de por qué ciertos individuos sucumben a la enfermedad mientras que otros permanecen no afectados. "Lo más importante es que la mala suerte no puede ser objeto de tratamiento", señala, subrayando la necesidad de una investigación más profunda sobre los factores que influyen en la susceptibilidad al cáncer. El estudio se basa en el concepto de epigenética, que se refiere a los mecanismos que regulan la expresión génica sin alterar el código genético subyacente. Esto es similar a tener un conjunto de interruptores que pueden activar o desactivar genes específicos. El equipo del Instituto Van Andel se centró en un regulador epigenético particular conocido como TRIM28. Sus experimentos con ratones que presentaban niveles reducidos de TRIM28 revelaron un resultado sorprendente: incluso ratones genéticamente idénticos se dividieron en grupos con riesgos de cáncer marcadamente diferentes. Una cohorte de ratones desarrolló cánceres sanguíneos, como leucemia, mientras que otro grupo era más propenso a tumores sólidos, como cáncer de pulmón y de próstata. Notablemente, estas distinciones eran observables tan pronto como 10 días después del nacimiento, lo que indica que las semillas del riesgo de cáncer se siembran mucho antes de lo que se entendía previamente. El Dr. Andrew Pospisilik, co-líder del proyecto, destacó cómo este estudio cambia la narrativa en torno al cáncer, sugiriendo un enfoque más amplio en la biología del desarrollo y sus implicaciones para el riesgo de cáncer. Los hallazgos de los investigadores también resuenan con patrones observados en bases de datos de cáncer humano, donde los pacientes con alteraciones en genes asociados con TRIM28 experimentaron peores resultados, reforzando la noción de que estos procesos biológicos en la primera infancia son significativos para la salud humana. Las implicaciones de esta investigación van más allá del interés académico; abren potenciales vías para estrategias de prevención del cáncer. Si los proveedores de atención médica pueden identificar patrones de riesgo establecidos temprano en la vida, podría allanar el camino para un cribado y medidas preventivas personalizadas, similar a tener un sistema de alerta temprana para aquellos predispuestos al cáncer. Si bien se necesita mucha más investigación para comprender completamente estos mecanismos y sus aplicaciones, este estudio representa un salto fundamental hacia la comprensión de los orígenes del cáncer y, potencialmente, estrategias para su prevención. A medida que los científicos continúan explorando la intrincada interacción entre genética y desarrollo temprano, podríamos encontrarnos pronto al borde de una nueva era en el tratamiento y la prevención del cáncer.

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