La soledad y aislamiento social afectan a mayores de 50 con VIH en España

La soledad y aislamiento social afectan a mayores de 50 con VIH en España

Un estudio revela que el 10% de mayores de 50 con VIH en España sufre soledad, resaltando la necesidad de apoyo social y emocional.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Salud 28.01.2025
La situación de las personas mayores de 50 años que viven con VIH en España ha comenzado a captar la atención de la comunidad médica y de la sociedad en general. Un reciente estudio realizado por el Grupo de Estudio del SIDA de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (GeSIDA) ha revelado que el 10% de este grupo etario sufre de soledad, mientras que un 5,8% enfrenta el doloroso aislamiento social. Estas cifras, que pueden parecer solo estadísticas, esconden realidades complejas que afectan la calidad de vida de una población que ha sido históricamente marginada. El estudio, publicado en la revista 'HIV Medicine', se basa en una muestra de 399 personas que viven con VIH y que tienen 50 años o más. De estas, el 77,4% eran hombres y la edad media de los participantes era de 59,9 años. Un aspecto notable es que el 86% de los encuestados había nacido en España, lo que sugiere que la problemática es especialmente relevante en el contexto nacional. La mayoría de estos individuos residen en áreas urbanas y poseen un nivel educativo medio alto, lo que hace aún más preocupante el hallazgo sobre la soledad y el aislamiento social. Uno de los hallazgos más impactantes del estudio es que un 4,5% de los participantes viven solos contra su voluntad, lo que agrega una capa adicional de sufrimiento a su situación. A pesar de que un 90,7% de los encuestados tiene su carga viral controlada, lo que indica un buen manejo clínico del VIH, la soledad y el aislamiento social parecen ser problemas persistentes que no se resuelven únicamente con la atención médica. Aproximadamente el 29,1% de los participantes manifestó síntomas significativos de ansiedad y un 21% reportó síntomas de depresión. Además, el 24,3% indicó tener problemas de movilidad y el 40,8% experimentó dolor, lo que sugiere que la salud física y mental de estas personas está comprometida. Esto plantea la pregunta de si estamos haciendo lo suficiente para abordar su bienestar integral. El estudio también identifica factores de riesgo asociados a la soledad y al aislamiento social. Aquellos entre 50 y 59 años, que están desempleados o jubilados, que viven solos sin desearlo, o que presentan síntomas depresivos significativos son más propensos a caer en estos estados. Asimismo, un mayor grado de estigma relacionado con el VIH se correlaciona con una mayor percepción de soledad entre los participantes. Este estigma, que todavía persiste en la sociedad, puede ser un obstáculo adicional para el bienestar emocional y social de estas personas. En este contexto, es fundamental que se desarrollen estrategias efectivas para la detección y el manejo de estos problemas. La comunidad médica no solo debe enfocarse en el tratamiento del VIH, sino también en abordar las dimensiones sociales y emocionales que afectan a sus pacientes. Esto podría incluir programas de intervención comunitaria, grupos de apoyo y actividades que fomenten la inclusión social. Las conclusiones del estudio enfatizan la necesidad de un enfoque holístico en el tratamiento de personas mayores de 50 años que viven con VIH. La atención debe ir más allá de la salud física y considerar los aspectos emocionales y sociales que son igualmente críticos. Solo así se podrá mejorar la calidad de vida de estos individuos, quienes ya han enfrentado numerosos desafíos a lo largo de su vida. Por último, la sensibilidad y la empatía son claves en todas las acciones que se tomen. La soledad y el aislamiento social no son solo problemas individuales; son cuestiones que requieren atención comunitaria y un cambio en la percepción social del VIH. La integración de estas personas en la sociedad debe ser una prioridad, no solo para su bienestar, sino para el fortalecimiento de una comunidad más humana y solidaria.
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